Los días previos al debate electoral, incluso ese mismo día, al candidato del PRI-PAN-PRD al gobierno de Sinaloa, Mario Zamora Gastélum, le había ido excelente.
Había dado una muy buena entrevista para el periodista de Latinus, Carlos Loret, con respuesta prudentes e inteligentes, y se publicó una encuesta que lo colocaba bien en las preferencias, de acuerdo a sus cálculos para esta etapa de la campaña, según su equipo.
Incluso en el debate le fue bastante bien. Se le vio seguro y conocedor de la problemática estatal, dando algunas estocadas a quien las encuestas colocan como puntero, sin golpes contundentes en su contra, solo algunos dados cargados de sarcasmo de uno de sus oponentes, y algo muy importante, porque es factor fundamental para sus posibilidades: el nombre del gobernador Quirino Ordaz Coppel, de su partido, salió limpio de ese foro.
El problema vino minutos después de terminado el debate. Irrumpió en la cabina de radio en la que los conductores entrevistaban a su oponente Rubén Rocha, y arremetió pretendiendo continuar la discusión y el supuesto contraste de ideas.
Uno de los periodistas le pidió respeto al espacio y lo conminó a que abandonara la cabina.
No se pueden cometer errores de esta naturaleza a estas alturas y cuando buscas rebasar al líder.
Para empezar, Zamora se mostró, cuando menos, desesperado e inmaduro, o lo peor, incapaz de controlar emociones en situaciones de alta exigencia, que obligan a actuar con serenidad y mucha sensatez.
Creo que cuando faltan por recorrer dos tercios del tiempo de esta corta campaña política, el candidato aliancista y su equipo pueden corregir muchas cosas y alcanzar el objetivo.
Porque a los sinaloenses le gustan los hombres echados siempre para adelante, entrones, pero no altaneros y sobrados. Que se atrevan a retar, pero que se apeguen a las formas de urbanidad, respeto y educación.
Es indiscutible que Mario Zamora es el candidato más preparado académicamente y con la mayor experiencia en el servicio público que pudo haber lanzado el PRI para mantener el gobierno de Sinaloa.
Eso no está a discusión. Pero cuidado, ese factor debe potencializarlo con actitudes, porque si no lo hace, serlo de poco le va a servir ante el electorado.
