Las campañas de los candidatos al gobierno de Sinaloa empiezan a calentarse. Declaraciones directas, acusaciones, demandas formales y una reprobable guerra sucia de todos contra todos a través de las redes sociales, pero más notoria entre las dos principales fuerzas electorales.
A esto súmese la renuncia a candidaturas en algunos municipios y supuestas amenazas de grupos armados contra brigadistas de un partido en el sur del estado.
Hay que tener cuidado. Con todo esto se crispa el ambiente, se eleva el descrédito de la clase política y aumenta la desconfianza ciudadana.
Es deseable, pero difícil tener éxito al pedir tolerancia y respeto, cuando entre los protagonistas las ambiciones se desbordan y se recurre a la denostación y al desprestigio del adversario en vez de privilegiar ideas y trayectorias de trabajo.
Hasta ahora las declaraciones de unos contra otros no ha pasado de lo calificable aún como “normal”. Pero pueden cambiar de acuerdo a las recomendaciones y la percepción de los candidatos y sus equipos.
Seguro van a ir ajustando sus estrategias en los próximos días. Donde se observa una modificación más notoria de última hora es en la de Rubén Rocha Moya, de Morena-PAS, que pasó a la acusación de intervención del gobierno estatal a la campaña, a los señalamientos contra empresarios que se han pronunciado a favor de su principal adversario, de lo que están en todo su derecho, y a la descalificación del árbitro, acercándose más al estilo que tan buen resultado le dio a AMLO. Esto no parece ser consecuencia de una mera ocurrencia, sino de una acordada estrategia.
Mario Zamora, del PRI-PAN-PRD, mantiene casi la misma tónica desde que empezó su campaña. Solo unas cuantas y leves modificaciones.
Viene el primer debate oficial esta semana, donde seguro van a recurrir al contraste y dependiendo de cómo les vaya van a modificar sus tácticas.
No se han salido las cosas de cauce entre aspirantes a la gubernatura, y ojalá así sigan, mientras que las presuntas presiones contra candidatos en municipios para que se retiren de la contienda y contra brigadistas, deben tratarse con sumo cuidado.
