Ciudad de México.- El Internet, las pantallas táctiles, diversos equipos médicos y, en
un futuro, nuevos tratamientos contra el cáncer, son algunos inventos
que los investigadores del CERN y la física de altas energías han legado
a la humanidad en su camino por descubrir cómo funciona el universo,
camino en el que los científicos mexicanos participan activamente. La
Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus
siglas en francés) coordina el proyecto del Gran Colisionador de
Hadrones, una enorme máquina de 20 kilómetros en la que trabajan más de
tres mil científicos de todo el mundo para comprobar, entre otras cosas,
cómo se formó el universo.”Cuando decimos que en el CERN
hay tres mil científicos del mundo trabajando en un proyecto, esa es la
tónica del Siglo XXI, en estos mega proyectos se debe de unir el mundo;
es más, el CERN es un ejemplo de cómo debería de ser el mundo, es un
ejemplo de paz, un ejemplo de colaboración y de cómo todos los países se
unen para un mismo fin”, aseguró la doctora Julia Tagüeña Parga,
directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt. De
la dirección a cargo de Tagüeña Parga, depende el convenio de
entendimiento con el CENR y de apoyo a los más de 70 investigadores y
estudiantes mexicanos que ahí laboran. Mediante dicho acuerdo el Consejo
Nacional de Ciencia Tecnología (Conacyt), aporta anualmente fondos para
que los connacionales puedan desarrollar sus investigaciones.Dichos
científicos pertenecen al Centro de Estudios Avanzados (Cinvestav), a
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y a la Universidad Autónoma de
Sinaloa (UAS), las principales instituciones nacionales donde se estudia
la llamada física de altas energías.”Los investigadores
mexicanos son tratados como miembros del CERN, tienen la posibilidad de
desarrollar ahí proyectos y experimentos y además son parte de los
artículos que ahí se publican.”Y para eso México paga una
contribución, porque evidentemente estamos utilizando sus
instalaciones, fantásticas, de primer nivel, y debemos de cubrir por lo
menos el mantenimiento de lo que estamos haciendo” señaló.Hace
unos días, los científicos François Englert y Peter Higgs, quienes
predijeron la existencia del bosón de Higgs, se hicieron acreedores al
premio Nobel de Física, pero mucho se especuló si el premio debían
recibirlo los miles de científicos que trabajaron en la comprobación de
esa teoría en el Gran Colisionador.Para la doctora
Tagüeña Parga, el mérito es de todos, incluido México pues el país
pertenece a la comunidad internacional que trabaja en el megaproyecto y
hace ciencia en favor de la humanidad.”Hay que tener
claro que en el mundo hay cada vez más trabajos en colaboración, cada
vez más se juntan los países y los grupos para no repetir esfuerzos.
Entonces, definitivamente México tiene que tomar decisiones sobre lo que
quiere hacer y cómo quiere participar con otros países”. “México
debe de plantear sus caminos propios y también sus caminos en
colaboración. Internamente las instituciones mexicanas deben colaborar,
los proyectos de altas energías deben de unir a todos los mexicanos que
trabajan en el tema, esa es la visión de Conacyt apoyar a la comunidad
científica como un todo”, explicó.Aunque todos estos
conceptos de física parecen carecer de relación con la vida diaria, la
doctora Tagüeña recuerda que la tecnología construida para comprobar
todas estas teorías, forma parte de la cotidianidad, pues inventos como
el Internet y las pantallas táctiles se han generado a partir de las
necesidades del CERN.Además, no todos los aceleradores de
partículas son tan grandes como el Gran Colisionador, único en el mundo
y necesario para la magnitud de las teorías que se pretenden comprobar.
Tagüeña recuerda que el Instituto de Física de la UNAM tiene varios
aceleradores de partículas, igual que casi todas las instituciones que
trabajan la física de altas energías.”Muchas de las
aplicaciones de los aceleradores lineales, la gente no lo sabe, pero
están ya en nuestra vida cotidiana, muchas industrias los usan, en
muchos hospitales. Por ejemplo, productos que quieres que se conserven
por más tiempo los puedes tratar en aceleradores de partículas”, añade.También,
señala que se desarrollan aceleradores de hadrones para tratar el
cáncer que ya que pueden ser superiores a la radiación que se usa ahora,
porque daña mucho menos el tejido alrededor de la zona cancerígena. “La
física de altas energías tiene como meta la comprensión del universo,
es interesante cómo a partir de lo muy chiquito (las partículas
subatómicas) se puede descubrir lo muy grande, como es el funcionamiento
del universo.”Quedan muchos misterios por descifrar, no
se ha terminado para nada la historia de la búsqueda y el
descubrimiento, y en esa búsqueda es donde aparecen aplicaciones que
luego cambian nuestra vida cotidiana”, expresó.YRM
México, partícipe de los adelantos tecnológicos
El Gran Colisionador de Hadrones es una enorme máquina de 20 kilómetros en la que trabajan más de tres mil científicos de todo el mundo para comprobar, entre otras cosas, cómo se formó el universo
Fuente: Internet