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Los cárteles mexicanos intrigan a Washington

Al igual que Al Qaeda, las mafias mexicanas son una ?amenaza posmoderna? de difícil caracterización que confunde al gobierno de Obama

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?Ciudad de México.- Los cárteles mexicanos del narcotráfico son como
Al Qaeda y otras organizaciones similares, una ?amenaza post-moderna? de
difícil caracterización en una categoría definida de seguridad y, como
tal, ?confunden? al gobierno estadunidense, considera el especialista
Robert Bunker en un reporte recién publicado. De hecho, según
al menos una de las escuelas de pensamiento que según Bunker participan
en un debate sobre el problema, los cárteles mexicanos podrían ser
representativos, tanto de una nueva forma de hacer la guerra, como de
una amenaza a la nación-Estado como se conoce ahora. El
académico y asesor de seguridad, autor de varios libros y del estudio
Narcos sobre la Frontera, indicó que el debate ?es cada vez más
importante para la seguridad nacional; sin embargo, es cada vez más
confuso, acalorado y en ocasiones abiertamente sucio, con poco acuerdo
respecto a lo que pasa en México y en otras regiones de América, como
Guatemala, Honduras y aun este lado (estadunidense) de la frontera?. En
un texto publicado por la revista especializada Small Wars Journal,
Bunker afirma que hay de entrada cinco visiones de seguridad distintas
representadas en el debate, que por un lado contribuyen a influenciar la
opinión pública y la percepción gubernamental. Por un lado,
están los especialistas en pandillas, sobre la premisa de que al menos
del lado estadunidense se trata de delincuencia de ?baja intensidad?,
aunque vinculada con el crimen organizado. Como tales, son un problema
de policía local. El peor escenario para este grupo es que las
pandillas controlen vecindarios, prisiones o mercados de drogas. ?Nadie
piensa que la amenaza para México se dé sólo en este nivel, aunque esos
grupos sean aliados integrales y/o contratistas de los cárteles para
cuestiones de inteligencia, seguridad, distribución de drogas y
servicios de ejecución?. Un segundo campo es el que aborda el
crimen organizado, con la precisión de que si bien los cárteles son
originariamente comerciantes de drogas, se han diversificado en tráfico
de personas, secuestros y cobros de ?protección?. ?La
presunción básica de este campo es que las entidades del crimen
organizado buscan establecer una relación parasítica (y simbiótica) con
los Estados adonde se asientan y simplemente obtener libertad de acción
para sus actividades ilícitas?, sin mayor fin que el lucro y sin la
intención de crear sus propias estructuras políticas paralelas o buscar
el gobierno, precisó. Para ese grupo se trata de un problema
para policías nacionales y en el caso de México se considera como una
situación de ?crimen de alta intensidad?. El peor escenario
previsto es que ?los cárteles creen zonas de impunidad que les permitan
la capacidad de realizar sus actividades sin estorbo gubernamental?.
Este es el escenario alegado por el gobierno del presidente Felipe
Calderón. Los especialistas en terrorismo toman parte  en el
debate sobre la base de que ocurre sobre todo con motivaciones
religiosas y políticas, pero con la idea de que el ?narcoterrorismo? es
una subespecialidad que, según donde se manifieste, ?puede ser
considerado como un problema de policía, de seguridad nacional y/o un
problema militar?. Para este grupo, el uso del terrorismo
buscaría ?lograr concesiones políticas del gobierno federal mexicano de
forma que los cárteles puedan seguir libremente con sus actividades
ilícitas?. Bunker anota que la guerra entre cárteles incluye
ya tácticas terroristas, a veces contra cuerpos policiacos y militares o
aun contra el público. Recuerda, sin embargo, que el gobierno mexicano
rechaza esta posibilidad. Los estudiosos sobre insurgencias se
enfocan tanto sobre movimientos políticamente motivados pero con
vínculos con el crimen organizado, ?debido a los beneficios que las
economías ilícitas aportan a insurgentes?. Este campo de estudios en
particular debate ahora la definición de insurgencia para incluir otras
derivadas de religiosidad y criminalidad. ?La amenaza
representada por los cárteles mexicanos abarca este debate y plantea la
pregunta de si México enfrenta o no ?insurgencias criminales??,
consignó.  ?El peor escenario es una toma indirecta del poder
en México por un cártel o bien una alianza con el gobierno que
implicaría la creación de un gobierno paralelo a la sombra?, lo que
implicaría la elección de un nuevo presidente y un partido gobernante
controlado muy probablemente por el Cártel de Sinaloa, en representación
de una coalición multicártel o multipandillas?, consignó, al afirmar
que ?existen ya numerosos gobiernos-sombra a niveles de pueblos y
ciudades (y tal vez de un gobernador estatal)?. Otro grupo,
dedicado a estudios sobre guerras del futuro, cree que los cáteles
mexicanos pueden ser considerados como un cambio en la forma de hacer la
guerra, lo que elevaría su clasificación como amenaza de seguridad
nacional, toda vez que los grupos criminales ?estarían empeñados en una
nueva forma de guerra contra el Estado mexicano?, aunque hay algunos que
consideran que su actividad ?trasciende la seguridad nacional y
representan una amenaza para la nación-Estado como tal?.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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