Durango.- En la Comarca Lagunera se vive con zozobra desde hace
cinco años. Tan sólo en los primeros días del 2013, la lucha entre
grupos criminales en la zona ha dejado 16 ejecuciones en Durango y 37 en Coahuila, además, los ataques a la Vicefiscalía General del Estado y a cuerpos policiacos se han convertido en una actividad constante.
Los ciudadanos de esta parte del país viven con miedo a partir de la disputa por la plaza entre Los Zetas y el grupo relacionado con el capo Joaquín El Chapo Guzmán; el estilo de vida ha cambiado.
Por su condición geográfica, la Comarca Lagunera es el paso obligado a las ciudades fronterizas en estados de Chihuahua y Coahuila,
y por ende uno de los puntos más importantes para el tráfico y venta de
drogas, por ello la lucha por el territorio se ha tornado violenta.
Algunas comunidades de Lerdo que están por el área de Nazareno que
colinda con Coahuila y Zacatecas también se han convertido en un punto
estratégico para las distintas actividades ilícitas que desarrollan los
grupos criminales.
En este punto del territorio nacional es donde se localizan los
municipios que más aportan económicamente a Durango y Coahuila, y en el
que sus ciudadanos tienen un mejor nivel de vida, respecto a otras zonas
de ambas entidades.
Ataques a la autoridad
Pese a la implementación del operativo Laguna Segura, donde participan
alrededor de mil 300 elementos de las diferentes corporaciones
policíacas, entre federales, estatales, militares y municipales, los
cuerpos de seguridad han sido blanco de cuatro atentados.
En 2013 se han presentado agresiones en tres ocasiones contra policías
federales y uno más en contra de la policía municipal, con saldo de dos
agentes muertos de esta última agrupación en Torreón.
Mientras que la Vicefiscalía General en Lerdo ha sido atacada en tres
ocasiones, donde tres de los empleados administrativos fueron torturados
y asesinados, previo a ello los obligaron a grabar un video en donde
afirman que autoridades estatales han dejado operar con libertad en
Durango a Los Cabrera, un grupo relacionado con El Chapo Guzmán.
El operativo Laguna Segura inició en octubre de 2011 con el general
Marco Antonio González de Barreda, encargado de la XI Zona militar.
La estrategia fue diseñada con un mando único durante un año y cuatro
meses, hasta que fue relevado por el general Roberto de la Vega Díaz. El
nuevo jefe duró cuatro meses hasta que fue sustituido por el general
Augusto Moisés García Ochoa, quien se hizo cargo del operativo y de la
jefatura militar el pasado 4 de enero y a quien se le mencionó como
probable titular de la Sedena en este sexenio.
Cambio radical en la vida diaria
Las consecuencias que ha traído para los laguneros la situación de
inseguridad y la vulnerabilidad de los cuerpos de seguridad son el
cierre de negocios, después de las ocho de la noche las calles lucen
prácticamente solas, a esa hora es complicado encontrar un transporte
público para trasladarse de Lerdo a municipios como Gómez Palacio y
Torreón, lo que incluso ha obligado a las universidades a modificar sus
horarios.
Antes de que se apoderara la violencia de La Laguna había servicio de
autobuses hasta las 11:30 de la noche, los camiones esperaban en el
Mercado Juárez a los estudiantes que llegaban de Lerdo o Gómez Palacio y
se podía caminar por las calles sin problemas, a esa hora se podría
observar familias en las baquetas.
En Gómez Palacio no existe algún centro nocturno, antes había por lo
menos unos 10 bares y discotecas, en la actualidad sólo sobrevive un bar
gay denominado Barroco. Las cantinas que sobreviven son pocas, ya que
también han sido blanco de ataques.
Mientras que en Lerdo sólo hay dos bares uno de ellos es el Viejo Oeste,
propiedad de la persona que controla la plaza y al que identifican como
“Arturo”. También abre otro Backstage, ubicado en la parte alta del
hotel San Francisco. Este último cerró por algún tiempo tras presentarse
hechos violentos en el que perdieron la vida primero unos jóvenes de
Gómez Palacio y luego dos hermanos que vivían en Lerdo.
Las cantinas permanecen abiertas a cambio del derecho de piso, lo mismo
ocurre con los comerciantes y taxistas, cada uno de los agremiados a las
diferentes líneas CNOP, CUDEPO, Francisco Sarabia y Reyes Esquivel,
entre otras, deben pagar una cuota por carro a la semana por el
“permiso” para poder trabajar, sin embargo, los choferes también
colaboran con los delincuentes, ya que les avisan de los operativos que
hacen la Policía Federal o la Sedena.
Optan por la migración
En la actualidad existen un gran número de fincas de familias de clase
media alta y alta que están en venta, personas que tenían negocios y que
han preferido irse de esta zona. Los de menos recursos y que viven en
fraccionamientos, por miedo han optado por cerrar algunas calles con
cadenas como medida de seguridad o pagar un vigilante.
Conseguir trabajo se ha tornado muy difícil, principalmente las empresas
pequeñas han decidido cerrar. En el caso de las más grandes que se
ubican en Torreón se valen de cualquier plática o taller para que sus
empleados traten de superar sus problemas psicológicos ocasionados por
la violencia, pues hay camiones que trasladan al personal que le ha
tocado quedar en el fuego cruzado.
Cuerpos de seguridad
En esta parte del país se habla de que elementos de la Policía Municipal y la Dirección Estatal de Investigación
(DEI) están involucrados con el crimen, igual que funcionarios de la
Vicefiscalia General, en donde los ataques son constantes y las
ejecuciones cada vez más sangrientas.
Apenas el pasado 18 de enero autoridades estatales de Durango con el
apoyo del Ejército y de la Policía Federal realizaron un operativo en el
que se detuvieron a 160 policías preventivos de Lerdo y Gómez Palacio
para investigarlos por presuntos nexos con el crimen organizado.
Los agentes fueron trasladados a la capital del estado, en donde
finalmente se giró orden de aprehensión en contra de cinco elementos,
entre ellos dos mandos policiales, un total de 91 fueron liberados y 64
se mantienen en arraigo.
Ambos municipios están en crisis en materia de seguridad, pues no hay
preventivos que vigilen las calles, ya que de los 91 que fueron
liberados, 81 decidieron renunciar de manera voluntaria.
Balaceras, una constante
A decir de los habitantes de La Comarca, no hay día o noche en que no se
escuchen claramente las balaceras y cuando eso pasa, lo primero que se
hace es llamar a tus familiares para saber si están en su casa y si
andan en la calle, prevenirlos.
Los retenes de las fuerzas federales son cotidianos, a éstos también se
les tiene miedo, porque el abuso de su parte es una práctica común.
“Siempre hay un pretexto con tu carro para sacar dinero, así que cuando
vemos o nos anuncian la llegada de federales no es justamente alivio lo
que sentimos”, aseguraron.
Aún se recuerda la entrada de los marinos el año pasado cuando se
instalaron en el Gimnasio Auditorio Municipal, y el convoy que
transitaba por las principales calles del centro de la ciudad, igual que
en las colonias, la gente les aplaudía, porque se tenía la esperanza de
que ellos resolverían la situación, pero sólo permanecieron un mes en
la zona.
Hasta hace siete meses se vivió una especie de tranquilidad cuando los
que dominan la plaza de Durango empezaron a replegar a los contrarios en
las orillas de Torreón, incluso a los municipios de Francisco I.
Madero, Matamoros y San Pedro, pero el silencio duró poco.
El cierre del Centro de Reinserción Social (Cereso)
número 2 de Gómez Palacio creo crisis en materia de seguridad. El
desmantelamiento del penal el 19 de diciembre de 2012, tras la muerte de
24 personas, representó un golpe para los grupos criminales que operan
en la región, de acuerdo a la declaración de la fiscal General, Sonia
Yadira de la Garza.
Su clausura representó la suspensión de actividades ilícitas como el
narcomenudeo y la prostitución que les dejaban importantes dividendos
económicos.
Sin embargo, con esta acción uno de los grupos criminales fue el que se
sintió más afectado: Los Zetas, al considerar que las autoridades sólo
han actuado en contra del grupo, de ahí que continúan los ataques a las
autoridades.
Los habitantes de la Comarca Lagunera no coinciden con lo que manifiesta
el gobernador de la entidad, Jorge Herrera Caldera, quien en repetidas
ocasiones ha asegurado que en los últimos 10 días ha bajado la
incidencia delictiva y que hay logros muy importantes en el tema.
Por el contrario, los habitantes añoran los días en que podían andar
hasta muy tarde en la calle, salir con la familia y sus amigos, tener la
seguridad de recorrer las avenidas con sus hijos sin problemas.
Hoy las calles lucen repletas de policías federales, no se deja de
escuchar el helicóptero que sobrevuela los municipios de La Comarca, las
caravanas de militares que entran y salen de las colonias populares, el
panorama que se vive es parecido al de un país del medio oriente, en
donde siempre están en guerra.
CHG