México.- Este 4 de enero el planeta tierra experimenta un fenómeno poco usual, pues se sitúa en el perihelio, es decir, tiene una mayor proximidad al Sol en su órbita anual, a 5 millones de kilómetros menos de lo que normalmente se encuentra. Además, se produce la máxima velocidad orbital, acelerando 3.420 kilómetros por hora sobre el promedio.
Este suceso, es conocido como la segunda Ley de Kepler, ocurre normalmente dos semanas después del solsticio de diciembre, momento que da inicio al invierno astronómico en el hemisferio norte.
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La Tierra gira alrededor del Sol, describiendo una órbita elíptica de 930 millones de kilómetros, a una velocidad media de 107.280 kilómetros por hora, lo que supone recorrer la distancia en 365 días y casi seis horas, de ahí que cada cuatro años se cuente uno bisiesto.
Sin embargo, de acuerdo con la ciencia, esa velocidad de traslación varía, aumentando hasta ser máxima en el perihelio -o sea, la menor distancia al Sol- con 110.700 kilómetros por hora, y reduciéndose hasta ser mínima en el afelio, con 103.536 kilómetros por hora, más de 7.000 km/h de diferencia.
¿Qué consecuencias tiene para los humanos que la Tierra se encuentre más cerca del Sol?
En general este fenómeno no suele representar ningún tipo de afectación para los seres humanos, aun cuando algunos podrían llegar a pensar que el calor y la exposición directa a los rayos del sol podrían ser mucho más nociva de lo normal.
Esto se encuentra relacionado con la energía que llega directamente desde el gran astro y que es conocida como la constante solar, que, tal como su nombre lo indica, no varía, al menos no de manera considerable como para afectar las variables meteorológicas de un día a otro.
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En este sentido, cabe apuntar que el perihelio y el afelio no provocan cambios en las variables meteorológicas. Los cambios meteorológicos de un día a otro están dados por los movimientos de los fenómenos atmosféricos como frentes, altas y bajas presiones.
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Ahora bien, según expertos de la ciencia, este 4 de enero se produce el apogeo de la lluvia de meteoros de las Cuadrántidas, las mismas que forman parte del selecto grupo de las lluvias de meteoros más intensas del año, aunque generalmente son más fáciles de apreciar durante la madrugada.
