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El censo en tierra del narco

Los encuestadores recibieron la orden de evitar zonas calientes y casas sospechosas de la urbe, además de pedir ayuda al Ejército si se requiere

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México, D.F.- ¿Cómo se cuenta la población de la ciudad más peligrosa de México? Con suerte. Discretamente. Encomendándose a quien se pueda. Y siempre, con mucho, mucho cuidado.Como resultado de la violencia en Ciudad Juárez la dinámica del Censo de Población y Vivienda 2010 tuvo que alterarse para evitar que los entrevistadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía sean víctimas del crimen organizado.Con miles de encuestadores peinando las calles de Ciudad Juárez ?y sin tregua alguna en cuanto a ejecuciones?, los trabajadores del INEGI recibieron la orden de salir en grupo en las partes peligrosas, pasar de largo posibles casas de seguridad del narco, pedir protección al Ejército, la Policía Federal y agentes municipales si es necesario y, de plano, evitar ciertas zonas demasiado calientes en las que quizá simplemente no se pueda levantar información.?Son situaciones peculiares de Juárez. Es una situación muy diferente a la que tuvimos en 2000 o 1990. Lo que hemos hecho es tomar medidas especiales, estrategias y tener convenios con las autoridades para sacar esto adelante?, admitió Miguel Cervera Flores, director general de Estadística Sociodemográfica del INEGI y coordinador nacional del censo.Al término de la primera semana del conteo, Juárez y Chihuahua tuvieron más de 40 ejecuciones, algunas de alto impacto, como la matanza de 19 personas en un centro de rehabilitación para adictos. Un promedio de cuatro personas fueron asesinadas diariamente.Encuestadores en la capital del estado reportaron que fueron hostigados por pandillas como Barrio Azteca, además de que enfrentaron insultos y acoso de cholos callejeros sin llegar a la agresión física.Pese a este panorama, el censo tuvo que seguir adelante en los barrios más calientes del estado, particularmente en Juárez. Es el caso de la colonia Aztecas, donde en los meses recientes hubo decapitados y descuartizados, tanto en calles como en viviendas, y un largo listado de ejecutados presuntamente relacionados con el crimen organizado.?Nosotros no podemos saber qué casas están ocupadas por delincuentes, pero nos damos cuenta porque los mismos vecinos nos dicen a esa casa no vayan?, dijo Apolonio Buitrón, supervisor de encuestadores en la zona brava, al oeste de la ciudad. ?Y entonces, no vamos?.?¿Y la casa se queda sin ser contabilizada?? La tomamos en cuenta como inmueble. Pero sin hacer nada más. Eso está prohibido. Les tenemos prohibido a los entrevistadores que levanten información en ese tipo de casas. Cuando nos enteramos de una casa así ni preguntamos. Corremos.Se calcula que en Juárez existen al menos 5 mil picaderos y narcotienditas.?La mayoría de la gente es reacia a dar información. Supongo que es por la situación que tenemos en Juárez. Hay quienes tienen mucha desconfianza de darnos cualquier dato. Piensan que les vamos a hacer preguntas comprometedoras?, señala.?¿Quiénes se resisten más a participar en el censo?? Los ancianos. No quieren dar información. Hay veces que no abren ni la puerta. Tienen miedo. Los jóvenes son más fáciles.Cervera Flores, quien coordina su tercer censo (estuvo a cargo en 1990 y 2000), sostiene que el actual es ?atípico? por la violencia que enfrenta el país y que los resultados estadísticos podrían verse afectados por el hecho de que algunas zonas son demasiado calientes para entrar.?Si nuestros muchachos se enfrentan a una situación de riesgo, se cancela el trabajo en esa área y se deja para después. Si la podemos recuperar, bien. Si no, no le entramos. Como están las cosas lo que tenemos que cuidar es a los muchachos. Primero está su vida?, indicó.Pese a todo, confió en que el censo en Juárez llegue a buen puerto. Hasta ahora los incidentes con entrevistadores son menores, algunos ataques por parte de perros y el tobillo roto de una mujer que cayó en un bache mientras corría a resguardarse de la lluvia. ?Vamos bien?, acotó Cervera Flores, quien insistió en que no queda otra opción que continuar con los conteos, aunque con sentido común y un poco de ayuda. Una de las estrategias seguidas por el INEGI para realizar el censo más complicado de los últimos años fue contratar personas arraigadas en los barrios bravos, es decir, gente que conociera los recovecos peligrosos y estuviera enterada de los códigos locales.?Eso nos ha dado buen resultado: contratar gente local en barrios bravos, no nada más en Juárez. Promovemos el censo entre los habitantes de esa zona y se les contrata, se les capacita y ellos son los que aplican los cuestionarios?, expuso Cervera Flores.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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