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De Cervantes a Calle 13

Escritores, editores, académicos y expertos analizan los avances, retrocesos, dudas, deudas y paradojas del castellano

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?Guadalajara, Jalisco.- Están los números y los números dicen que el 96% de los habitantes del planeta se entiende en sólo el 4% de las lenguas existentes y que una de todas, la segunda lengua nativa después del chino mandarín, reúne a 450 millones de personas que la tienen como lengua madre, como primera lengua: que 450 millones de personas llaman a la luna “luna”, al sol “sol”, a la tierra “tierra”, a la muerte “muerte”. Los números son optimistas y dicen que, en el año 2050, 550 entenderán, sin necesidad de diccionarios, el significado de la palabra “círculo”, de la palabra “espejo”, de la palabra “hijo”. Están los números. Y está lo que dice un hombre al otro lado del teléfono desde su oficina en la Universidad Diego Portales, de Santiago de Chile, donde trabaja:Cuando se realizó el Congreso de la Lengua en Cartagena, en 2007, el español era la tercera lengua del planeta, hablada por 400 millones de personas, 35 millones de las cuales vivían en Estados Unidos. Apenas tres años más tarde es la segunda lengua, hablada por 450 millones de personas, 50 millones de las cuales viven en Estados Unidos. La superstición de la cantidad ya dio su primer síntoma: en octubre de 2008 Barack Obama, actual presidente de Estados Unidos y por entonces en campaña, grabó un discurso breve llamado Compartimos un sueño en el que, en rígido español, decía cosas como “compartimos un sueño: que trabajando duro tu familia puede (sic) triunfar” para hablar, al fin, del mismo sueño americano de toda la vida pero en castizo: tú puedes. La maniobra se entiende a la luz de las cifras: para el año 2050, el 25% de la población del país que gobierna pertenecerá a la comunidad hispana y eso transformará Estados Unidos en la mayor nación hispanohablante del globo. Si la lengua es la forma en que un país hace negocios, establece relaciones y dibuja su mapa de afinidades y rechazos, que en cuarenta años más la primera potencia económica del mundo sea (casi) en español modificará, probablemente, algunas cosas.En julio de este año Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes, dijo que el español “está de moda” y, para apoyar la afirmación, aclaró que “es el tercer idioma internacional en Internet y el segundo más estudiado del mundo”. Los números parecen cantar en sintonía con esa idea de pujanza: para el periodo 2009-2010 el Instituto Cervantes ha superado las 210.000 matrículas de alumnos interesados en aprender español, lo que supone un incremento de un 12% con respecto al periodo anterior. La red de centros de examen ha crecido más de un 18%, las sedes del instituto se multiplican y la demanda es tal que podrían abrirse treinta mañana mismo si no fuera porque ése, precisamente, será el único capítulo de esta institución en verse afectado por la crisis económica mundial: el de apertura de nuevas sedes.-En Estados Unidos, con la introducción del español en la enseñanza pública secundaria, se ha pasado de un 60% de alumnos que elegían esa lengua a un 80% -dice Francisco Moreno Fernández, director académico del Instituto Cervantes-. En Brasil, donde sucede lo mismo, se ha pasado de un millón de estudiantes que elegían el español en 2006 a cinco millones que lo eligen hoy día.A pesar del optimismo, el inglés sigue siendo la lengua franca de la que no todos vienen pero a la que casi todos van: 400 millones de personas nacieron en ese idioma, 300 millones lo hablan como segunda lengua y entre 500 y 750 millones tienen rudimentos: 1.400 millones contra los 450 millones del español. “¿Acaso el optimismo que resulta de la esplendorosa salud del español -se preguntaba el catedrático Ángel López García en el Congreso de la Lengua de Valladolid, en 2001- no debería atemperarse por el hecho de que nuestra lengua crece hacia dentro, pero apenas hacia fuera? (…) ¿Cuántos alemanes, turcos, indonesios, japoneses o rusos aprenden español? Sólo los que necesitan hacer negocios en los países hispánicos (…) El español no es una lengua puente, vehicular, sólo llega a ser una lengua internacional”.¿Qué es una lengua? ¿Una patria, una bandera, una herramienta de conquista? ¿La forma en que un grupo de personas habla del miedo o dice “ten piedad”? ¿Una oportunidad de hacer negocios, una estrategia de expansión, un capital, un curso de dos meses en el extranjero? ¿Un puñado de canciones? ¿Las frases de todas sus novelas, los versos de toda su poesía, los párrafos de todos sus ensayos? ¿Un cliché?Un Mundial de fútbol ganado por España y una tragedia con final feliz transmitida en tiempo real a todo el globo -el rescate, en Chile, de los 33 mineros- pusieron, en 2010, al mundo hispano en el corazón del morbo global. Si a eso se suman tres situaciones, una de impacto y dos discretas, todas puramente literarias -el Premio Nobel a Vargas Llosa; la Argentina como país invitado en la Feria de Fráncfort; la revista Granta difundiendo su lista de las mejores voces de narradores jóvenes en español-, podría pensarse en un presente optimista para el idioma y, en particular, para su literatura.-Lo que tenemos que hacer es apoyarnos en Vargas Llosa y aprovechar esta expansión. Tendríamos que hacer, con Vargas Llosa, lo que hacían los aztecas cuando mataban a una víctima: lo arrojaban por una escalera y abajo lo despedazaban y todos comían un pedacito de él. Tenemos que descuartizar a Vargas Llosa, para difundirlo y tuapacamarearlo, y que se conozca mejor -dice Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras.-Creo que nadie se imaginó que el español conquistaría Estados Unidos y que el inglés y el español se llevarían tan bien -dice el escritor chileno Alberto Fuguet, autor de la reciente Missing (Alfaguara), en un avión entre Cali y Santiago de Chile-. Quizás el comité del Nobel pensó en eso al premiar a un peruano, pero me gustaría pensar que Vargas Llosa lo merece aunque hubiera escrito sus libros en, digamos, celta.-Querer “calentar” la literatura con booms y derivados es una estrategia comercial de las editoriales que los críticos literarios debemos rechazar. El Nobel a Vargas Llosa ratifica que desde hace muchos años ya la literatura en español es una de las grandes literaturas modernas y como tal debe concebirse, sin exigir atención especial alguna, ocupando con humildad y con trabajo nuestro lugar. Por desgracia los primeros en creerse lo de las literaturas nacionales son los profesores anglosajones. Por allá persiste la ignorancia y cierto racismo basado en nuestro monopolio de producir buenos salvajes y novelistas tropicales -dice el crítico mexicano Christopher Domínguez Michael.-Hay un interés y un respeto por la ficción hecha en español, sin que eso signifique que es mejor que las literaturas hechas en otras lenguas. El Premio Nobel a Mario Vargas Llosa es un premio a su literatura, a su mundo narrativo. Aunque no dudo de que este premio para algunos españoles tenga más importancia por el idioma que por la literatura misma de Vargas Llosa. Allá ellos si quieren sacar pecho por eso. Por orden de prioridades, yo me alegro por la ficción, luego por Vargas Llosa y en último lugar por el español -dice el crítico español J. Ernesto Ayala-Dip.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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