?Huetamo, Michoacan.- El presidente Felipe Calderón decretó desde hoy el uso doméstico de las aguas del Río Balsas que beneficiarán a 10.32 millones de habitantes de 340 municipios en ocho estados, pues desde 1966 el gobierno federal declaró su veda y utilización sólo para las presas generadoras de electricidad.
“No podemos seguir viendo poblaciones de toda la cuenca del Río Balsas donde no tienen acceso al agua potable y pasen grandes volúmenes de agua; como decían antes: como perro de carnicero, ver la carne nada más y estársela saboreando”, explicó Leonel Godoy Rangel, gobernador de Michoacán.
“De eso se trata -dijo Calderón-, que la gente no esté viendo el río caudaloso, como es hoy en plena seca, por ejemplo, el río Balsas y que sin embargo no puedan usar el agua ni para tomar. Eso se acabó: podrán utilizar agua para tomar, para consumo humano todas las poblaciones contenidas en el beneficio del decreto”.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Comisión Nacional de Aguas (Conagua) recordaron que la región hidrológica 18 del Río Balsas es una de las más importantes del país, pues en ella se asientan 10.32 millones de habitantes y que generan el 6 por ciento del Producto Interno Bruto.
Desde la década de 1930 se instalaron centrales hidroeléctricas, cuya viabilidad se garantizó desde 1940 mediante tres decretos y un cuarto de ellos de 1966 oficializó la veda por tiempo indefinido para el otorgamiento de concesiones de agua del Río Balsas, así como de sus afluentes y subafluentes, el cual mantuvo vigentes los decretos de reserva anteriores.
José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, dijo que el decreto de 1966 “implicó una fuertísima restricción para otros usos, básicamente para público-urbano-agrícola, como es el caso por ejemplo de estar a lado del río algunas comunidades y no poder o no tener acceso al agua, especialmente en esta región donde las centrales hidroeléctricas de Villita e Infiernillo están en la parte baja de la cuenca y todos los escurrimientos de la parte alta están comprometidos”.
Luege Tamargo explicó que “por instrucciones del presidente Calderón se propone la modificación de los decretos de reserva de 1940 y de 1956; la reforma del acuerdo de veda de 1966; un programa de asignación para distintas localidades de la región hasta por 332.6 millones de litros cúbicos por año”.
Los beneficios incluyen 34 municipios del Estado de México; 39 de Guerrero; 3 de Jalisco; 29 de Michoacán; 21 de Morelos; 78 de Oaxaca; 6 de Tlaxcala, y 130 de Puebla.
“Este es un acto histórico”, afirmó Luege Tamargo, en un acto ante unas 300 personas de algunos municipios michoacanos y guerrerenses, justo en la orilla del Río Balsas.
Zeferino Torreblanca Galindo, gobernador de Guerrero, rememoró que “desde la época del general Lázaro Cárdenas como vocal de la Comisión del Balsas (en la década de 1960) no se habían tenido acciones para mejorar el distrito de riego en Guerrero”.
Calderón comentó que “hasta ahora este caudal no podía ser usado legalmente ni siquiera para el consumo humano, ni siquiera para tomar o para bañarse o para lavar los platos en cientos de municipios y quizá miles de comunidades”.
El presidente apuntó que en tiempos del general Cárdenas se pensó en guardar toda el agua, “hasta la última gota que escurriera, para las presas. Y sí, sí es muy importante para generar electricidad”.
El mandatario federal precisó que “millones, no miles, millones de gentes; calculamos seis millones de gentes que viven aquí, en los municipios de la cuenca, en las comunidades alejadas, en las rancherías, no pueden disponer agua para consumo humano. De eso se trata la modificación de este decreto. Créanme que es una modificación importante, porque por primera vez, no sólo se va a reconocer, sino que le vamos a dar prioridad al consumo humano, por encima de cualquier otro uso”.
Aclaró que esta decisión no se hizo “a ciegas” sino con base en cálculos muy detallados con la Comisión Federal de Electricidad, para saber cuánta agua requiere la Comisión Federal de Electricidad para las presas, básicamente las más grandes, de La Villita e Infiernillo. “La gente que vive en la cuenca, sabemos, es gente trabajadora, campesina, gente que hace frente a la adversidad, gente que vive en condiciones, además, en muchos casos de extrema pobreza; porque en la Cuenca del Balsas, particularmente en Tierra Caliente, tanto en Michoacán como en Guerrero, están entre las comunidades más pobres del país”, acotó Calderón.