México.- Con el confinamiento, el cierre de las escuelas y el aumento en el consumo de alimentos congelados y chatarra, que ha dejado la pandemia a las familias mexicanas, se prevé que el problema al que tenga que enfrentarse México después del COVID-19, sea el de la obesidad infantil.
De por sí, la nación se encuentra entre los primeros lugares a nivel mundial, pues 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años y 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años padece de sobrepeso u obesidad, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advierte que, de seguirse esta tendencia, para el año 2030, serían 6.5 millones de niños y adolescentes bajo dichas condiciones.
La UNICEF, establece, también, que alrededor de 370 millones de infantes en el mundo perdieron el acceso a las comidas escolares, lo que es una amenaza para la cantidad y calidad nutrimental que ahora están recibiendo.
“A causa de la COVID-19, muchas comunidades enfrentan obstáculos financieros y físicos para acceder a comida nutritiva y dietas saludables. Acciones cruciales para promover una mejor nutrición infantil, tales como el acompañamiento y apoyo a la alimentación infantil y juvenil óptima, el acceso a comidas escolares saludables y los esfuerzos para tener un etiquetado frontal en productos alimenticios, han sido interrumpidos o atrasados indefinidamente”, señala el organismo internacional en una investigación.
A la par, se han detectado estrategias inapropiadas de marketing en cuanto a sustitutos de leche materna y comida no saludable, dejando atrás cualquier esfuerzo que se hace en la nación por mejorar la salud pública.
En ese sentido, la UNICEF llama a que los gobiernos realmente se comprometan en reducir el costo que tienen las familias, con el fin de facilitar el acceso de los menores a una dieta nutricional segura, asequible y sustentable que les permita tener una mejor calidad de vida.