El Cairo.- Luego
de ocho días de protestas que han dejado un saldo de casi 60 muertos,
el video de un manifestante desnudado, arrastrado por el suelo y
golpeado con porras por policías antimotines llevó a los egipcios a un
nuevo nivel de indignación.
Hamada Saber, un adulto de edad media, se encontraba en un hospital de
la policía el sábado a la mañana siguiente de aparecer en televisión
desnudo, cubierto de hollín y maltratado por media decena de policías
que lo arrastraron hacia un vehículo blindado cerca del palacio
presidencial, señaló Reuters.
La oficina del presidente Mohamed Mursi prometió una investigación del
incidente, que tuvo lugar tras la ola más mortal de violencia en sus
siete meses en el poder.
“Mursi ha quedado retratado de cuerpo entero y ha perdido su
legitimidad”, escribió por Tweeter Ahmed Maher, fundador del movimiento
juvenil 6 de abril, que ayudó a lanzar las protestas contra Mubarak.
Otro manifestante fue muerto a tiros el viernes y más de 100 resultaron
heridos, muchos de ellos de gravedad, tras enfrentamientos entre la
policía y manifestantes que atacaron el palacio presidencial con bombas
mólotov.
Los últimos enfrentamientos tuvieron lugar tras ocho días de violencia
en que decenas de manifestantes murieron baleados en Port Said, en el
Canal de Suez. Mursi declaró un toque de queda y el estado de emergencia
allí y en otras dos ciudades.
Pero ningún hecho de sangre -que las autoridades han atribuido a la
necesidad de la policía de controlar a multitudes violentas- ha resonado
tanto como las imágenes de policías abusando de un hombre a sus pies,
claramente indefenso.
“Desnudar y arrastrar a un egipcio es un crimen que muestra la violencia
excesiva de las fuerzas de seguridad y la continuación de sus prácticas
represivas, un crimen por el que son responsables el presidente y su
ministro del Interior”, escribió en Twitter el político liberal Amr
Hamzawy.
El incidente recordó de inmediato la golpiza que policías antimotines
propinaron a una mujer en la Plaza Tahrir en diciembre del 2011.
Las imágenes de la mujer siendo arrastrada, con su manto rasgado que
dejó ver su torso desnudo y su sostén azul, se convirtieron en un
símbolo de unión para la revolución y minaron la legitimidad de los
gobernantes militares que detentaron el poder entre la caída de Mubarak y
el ascenso de Mursi.
La más reciente ronda de violencia se desató durante el segundo
aniversario de la revuelta contra Mubarak y por las sentencias a pena de
muerte dictadas la semana pasada en Port Said contra participantes en
desórdenes ocurridos hace un año en un estadio de fútbol.TJ