Estados Unidos.- Este miércoles el Tribunal Supremo de Estados Unidos dio a conocer que se está investigando a Twitter como posible responsable de ayudar a instigar un atentado terrorista, lo cual habría sucedido porque la red social no eliminó correctamente contenido publicado por organizaciones como el Estado Islámico (EI).
La compañía dirigida por Elon Musk fue denunciada junto a otras grandes plataformas como Facebook y Google, pues han sido señalados como responsables indirectos en la muerte de Nawras Alassaf, hombre asesinado el 1 de enero de 2017 en un club nocturno de Estambul a manos de Abdulkadir Masharipov, un terrorista que irrumpió en el lugar y ejecutó a 39 personas.
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Según los familiares de la víctima, quienes interpusieron la denuncia formal, estas plataformas serían usadas por la organización terrorista para reclutar miembros, emitir amenazas terroristas, difundir propaganda, infundir miedo e intimidar a la población civil, por lo que las tres compañías tecnológicas serían responsables de instigar el ya mencionado atentado.
Ahora, los jueces del Tribunal Supremo tendrán que determinar si, según la Ley Antiterrorista, se puede considerar que las plataformas de redes sociales han ayudado e instigado un acto de terrorismo internacional por su supuesta falla a la hora de filtrar y eliminar suficientemente el contenido publicado por organizaciones terroristas.
Mientras tanto el abogado de Twitter, Seth Waxman, expresó este miércoles:
Si el jefe de policía de Estambul hubiera venido a Twitter diciendo ‘hemos estado siguiendo tres cuentas y estas personas parecen estar planeando algún tipo de acto terrorista’ y Twitter no lo hubiera investigado, en ese caso habríamos asumido la culpabilidad.
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Asimismo, la tecnológica de Elon Musk asegura que el hecho de que la organización haya utilizado la plataforma no constituye una asistencia “consciente” de la red social o sus directivos.
La sesión de este miércoles se ha celebrado un día después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos sentara en el banquillo a Google para evaluar si es responsable de las recomendaciones que sus algoritmos hacen a sus usuarios, en un caso con implicaciones en la libertad de expresión.
