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México.– Desde que comenzó la pandemia por COVID-19 han sido muchas la cepas que se han originado, en está ocasión se ha empezado a hablar de una nueva serie de variantes derivadas del SARS-CoV-2, cuyos nombres empiezan por la letra X que son: XD, XE y XF.
Es importante mencionar que cuando los virus se replican, a veces cometen errores en su código genético que conducen a mutaciones individuales.
A menudo, estas mutaciones no provocan ningún cambio en la estructura del virus, lo que se denomina “mutaciones silenciosas”, algunas de ellas pueden conferir una ventaja.
Por ejemplo, las mutaciones que ocurren en la proteína espiga, la parte del SARS-CoV-2 responsable de infectar nuestras células, pueden hacer que el virus sea más transmisible que las variantes anteriores.
La recombinación es un proceso diferente, ya que mediante ese proceso dos variantes diferentes infectan la misma célula, en la misma persona y al mismo tiempo; es por ello que partir de ahí, pueden combinar su material genético.
Eso da como resultado un virus que posee una mezcla de genes de ambos virus “progenitores” que infectan. Esta variante recombinante puede luego propagarse a otras personas, como ha sido el caso con Ómicron XE.
Cabe señalar que al menos tres de estos, XD, XE y XF, se han detectado en el Reino Unido.
Algunos variantes recombinantes, como XD y XF, son combinaciones de la variante Delta con linajes de Ómicron. Es posible que hayas oído hablar de estos híbridos, que han sido denominados “Deltacron”. Sin embargo, una de las variantes XE es una combinación de dos cepas Ómicron: BA.1 y BA.2.
La recombinación genética de virus no es un fenómeno nuevo. Ocurre regularmente con virus como la influenza y el VIH, e incluso uno de los orígenes propuestos del virus Wuhan coronavirus original es un evento de recombinación en murciélagos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también incluye únicamente la variante XD entre las clasificadas como de seguimiento.
De acuerdo con un virólogo se puede definir la virulencia de un patógeno como el número de casos graves o muy graves respecto al total de las personas infectadas, esto con las debidas precauciones, en general la virulencia de los patógenos suele disminuir con el tiempo de convivencia con el huésped.
Es por ello que las variantes menos virulentas tienden a propagarse mejor que otras que limitan o eliminan la movilidad del animal o la persona enferma y, con el tiempo, tienden a prevalecer en la comunidad.
Por otra parte, el sistema inmune aprende a enfrentarse a este virus controlando su multiplicación y modulando la respuesta; lo que en el caso de la infección por el coronavirus es esencial en el agravamiento de la enfermedad.
“Debemos esperar que sigan surgiendo nuevas variantes del coronavirus cuya prevalencia les haga saltar a la prensa y a la vigilancia especial de las organizaciones internacionales. Pero cabe esperar, razonablemente, que estas nuevas variantes tiendan a ser menos virulentas. De esta forma, las sucesivas olas de la pandemia deberían ser cada vez más suaves y la respuesta hospitalaria, en su caso, no se vería afectada significativamente”, afirmó el virólogo.