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Portugal, paralizado por la huelga general

Los sindicatos informaron que la convocatoria fue ampliamente apoyada. Las oficinas administrativas y los servicios de transporte resultaron afectados

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?Lisboa.- La huelga general contra las medidas anticrisis del Gobierno
portugués consiguió hoy paralizar el transporte y numerosos servicios
públicos en el país y registrar una alta incidencia en las grandes
empresas y fábricas.

Según las informaciones de los sindicatos y los medios de comunicación
lusos, en ambos sectores, la administración y los transportes, con el
espacio aéreo prácticamente cerrado, la huelga contra la política
económica del primer ministro, José Sócrates, tiene un seguimiento
mayoritario.

El Gobierno, que todavía no ha hecho estimaciones sobre la repercusión
general del paro, sólo aventuró una cifra en el sector sanitario, donde
calculó la incidencia de la huelga en un 40%.

Al facilitar ese dato, en declaraciones a la prensa lusa, el secretario
de Estado de la Administración Pública, Goncalo Castilho, pidió “civismo
y respeto” durante la protesta, en la que de momento sólo se informo de
enfrentamientos entre la policía y los huelguistas en una oficina de
correos de Lisboa y una estación de tren.

Castilho aventuró que la incidencia de la huelga no será mayor que en
otras ocasiones, pese a que esta es la primera en 22 años que han
organizado juntos los dos mayores sindicatos lusos, la Confederación
General de Trabajadores de Portugal (CGTP, comunista) y la Unión General
de Trabajadores (UGT, socialista).

Los dirigentes de ambas centrales se mostraron ya muy satisfechos por la
adhesión a la protesta y su masivo seguimiento en el transporte
público.

Aunque los medios de comunicación, el comercio y las oficinas y empresas
de servicios de Lisboa, Oporto y otras grandes ciudades del país
seguían funcionando, muchos trabajadores no pudieron ir a trabajar por
no contar con otro medio que el taxi.

Los accesos viales a las principales urbes portuguesas sufrieron los
colapsos habituales de la hora punta pero ni un solo barco realizó el
servicio entre la capital y la populosa margen sur del río Tajo que
cruzan cada día cerca de medio millón de personas.

En las grandes fábricas de esa zona, donde el Partido Comunista luso tiene su electorado más fiel, la huelga era generalizada.

Las empresas de ferrocarriles, metro y autobuses de Lisboa y de Oporto
se quejaron de incumplimiento de servicios mínimos y, según los
huelguistas, el paro afectaba entre un 75 y 90% de los trabajadores.

Pero, pese a la escasez de transporte, los usuarios que aguardaban en
las estaciones y paradas eran muchos menos de lo habitual, según
constataron diversos medios locales.

La paralización fue más impactante en los aeropuertos, que según dijeron
FE portavoces oficiales, han cesado toda actividad y se han cancelado
los cientos de vuelos nacionales e internacionales que operan a diario
en el territorio luso.

Durante la madrugada, la recogida de basuras se vio también muy afectada
en todo el país y los portavoces la CGTP y la UGT declararon que la
participación en el paro “sobrepasa” sus expectativas.

El panorama del transporte en Lisboa era desolador, con los accesos al
metro cerrados y la estación fluvial y ferroviaria de Cais de Sodre, una
de las principales de la ciudad, casi desierta.

En las grandes fábricas, como la planta de Volkswagen en Autoeuropa, que
ocupa a cerca de 9 mil empleados a 30 kilómetros de Lisboa, o los
astilleros navales de Viana do Castelo, los más importantes del país, la
paralización era total.

El secretario general de la CGTP, Manuel Carvalho da Silva, y el de la
UGT, Joao Proenca, expresaron su deseo de que la protesta de los
trabajadores portugueses obligue al Gobierno a dar un giro en su
política económica.

Sócrates ha aplicado este año un severo plan de austeridad, con aumento
de impuestos, congelación de pensiones, reducción de salarios y
plantillas de funcionarios y recorte de inversiones públicas, para
reducir el déficit fiscal del 9.3 al 4.6% en 2011.

Sin embargo el Gobierno luso no ha conseguido calmar la presión de los
mercados, cuya desconfianza y el temor a que se repita la crisis de
Grecia e Irlanda ha elevado la penalización de su deuda a los niveles
más altos de esta década.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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