México. – “¡Bésame! ¡Bésame mucho! Como si fuera esta noche la última vez…. La composición de la mexicana Consuelo Velázquez, que presentó al mundo en 1940, trascendió géneros y fronteras. Tanto es así que este verdadero himno al beso fue grabado en 1962 por Los Beatles.
Y fue, justamente, haciendo honores a una de las manifestaciones de amor favoritas de las parejas que tiempo atrás se organizó una competencia para cronometrar cuánto tiempo podían mantener sus labios unidos.
El primer certamen se realizó en 2011 en Tailandia. Durante esa competencia una pareja estableció el primer récord del beso más largo del mundo al permanecer 46 horas besándose, sin despegarse el uno del otro. La unión fue tal que incluso cuando tenían sed los novios bebían con un sorbete y sin despegar los labios.
Beso a beso…
Mirándose a los ojos, frente a frente, precedido de una sonrisa intensa y el deseo a flor de piel. Así se inició el beso de una pareja tailandesa que duró 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. De esta manera rompieron su propio récord y nuevamente se alzaron en lo más alto del podio en 2013.
El primer certamen se realizó en 2011 en Tailandia. Durante esa competencia una pareja estableció el primer récord del beso más largo del mundo al permanecer 46 horas besándose, sin despegarse el uno del otro
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Ekkachai y Laksana Tiranarat, además, superaron el tiempo de los ganadores del año anterior, quienes habían logrado la marca de 50 horas 25 minutos y un segundo. Se trataba de una pareja gay que también fue a batir el récord en 2013, pero desistió dos minutos antes.
Gracias a ese beso que superó los dos días y medio, se impuso el 13 de abril como el Día Internacional del Beso.
Desde entonces y gracias a ellos, que participaron en un concurso de San Valentín en Tailandia, en muchas ciudades del mundo se realizan diversos tipos de concursos en los que los participantes deben establecer registros de sus besos.
El premio que recibieron, y motivo por el que concursaron Ekkachai y Laksana fue 2.500 euros y dos anillos con diamantes.
Entre las condiciones, muy duras para algunos, en aquella ocasión las nueve parejas de enamorados no tenían derecho a sentarse y debían besarse sin parar, incluso cuando absorbían un poco de agua con una pajita, o al ir juntos al baño.