Estados Unidos. El estado de Oklahoma enfrenta una crisis ambiental sin precedentes tras el registro de más de 130 incendios forestales desde el 14 de marzo de 2025. Estas llamas han consumido alrededor de 170 mil acres (casi 70 mil hectáreas), dejando a su paso destrucción y un saldo trágico.
Las condiciones climáticas han agravado la emergencia. Vientos de hasta 70 mph y una humedad extremadamente baja han complicado la labor de los bomberos, quienes luchan por contener el fuego.
Aunque el clima se ha calmado temporalmente, los expertos advierten que el riesgo persiste, especialmente en el oeste de Oklahoma, el Panhandle de Texas y el sureste de Nuevo México, donde se esperan ráfagas de hasta 50 mph en los próximos días.
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Las llamas han arrasado con más de 400 viviendas y estructuras, dejando a cientos de familias sin hogar. En la ciudad de Stillwater, al menos 50 casas han sido destruidas o gravemente afectadas. En Chandler, la tragedia golpeó a la comunidad cuando Allen Ferguson, entrenador de lucha juvenil, perdió la vida al rescatar a su hijo Will, de 15 años, de un incendio. El adolescente permanece en estado crítico.
Las autoridades han instado a los residentes a mantenerse en alerta y preparados para evacuaciones en caso de emergencia. Equipos de rescate y servicios forestales trabajan sin descanso para contener la propagación del fuego y minimizar el impacto en las comunidades afectadas.
El desastre ha cobrado la vida de al menos cuatro personas y ha dejado más de 140 heridos. Con un panorama incierto y la amenaza de nuevos brotes, la prioridad sigue siendo la seguridad de los habitantes. La comunidad se une en solidaridad mientras los esfuerzos de mitigación continúan.