Madrid.- El sueño de Estibalis Chávez Guzmán de conocer Londres y asistir a la boda del príncipe William y Kate Middleton
se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. El pasado jueves los
policías de la aduana en el país británico no la dejaron entrar,
argumentando que no llevaba dinero suficiente para su estancia (75
dólares al día) y que no tenía una carta-invitación de nadie en dicho país.
Tras interrogarla la metieron en un avión de regreso a Madrid, donde su
avión procedente de México había hecho escala. Desde entonces la joven
mexicana está varada en la capital de España intentando conseguir más
dinero y una carta-invitación de alguien que resida en la ciudad
británica.
En entrevista con EL UNIVERSAL desde una habitación de hostal compartida
con otras cuatro personas y por la que paga 30 dólares (20 euros) por
día, reconoce estar agotada, preocupada y triste por su situación,
aunque confía en recibir más dinero de dos personas que le están
ayudando: Octavio Fitch, secretario de la Asociación Civil Mexicana Pro
Plata, y un ciudadano residente en Nueva York llamado John que le ha
mandado ya 800 dólares “regalados”.
“No estoy loca. Sólo quiero cumplir una promesa que le hice a mi mamá, a
quien no conocí porque murió durante el parto”, relata. “Ella era fan
de Lady Di, y yo soy fan de Kate, que es lindísima y tiene una bellísima
sonrisa, y de Guillermo, y me gustaría conocerlos, darles el cuadro que
he pintado para ellos y que me inviten a la boda”, cuenta.
La joven reconoce que en la aduana en Londres primero la dejaron entrar,
pero cuando vieron el cuadro que llevaba en una bolsa y que ha pintado
de los príncipes, la metieron en una habitación donde le hicieron
preguntas sobre cuánto dinero llevaba o dónde se iba a alojar.
“Me puse nerviosa, no sabía qué decir, primero les mentí y luego me
olvidé de mostrarles los correos de las personas que conocía allí y
acabé diciéndoles la verdad. Entonces me miraron feo, porque pensaron
que estaba loca. Vieron que en mi celular tenía fotos de los príncipes y
que en la cartera también y pensaron que era una psicópata. Y no es
así. Las llevo para pintarlos. Soy incapaz de hacerles nada malo y
tampoco soy tan tonta de hacer algo que es imposible, para empezar”.
Los primeros días de su estancia en esta ciudad, Chávez Guzmán los pasó
en casa de un marroquí que conoció en el aeropuerto. “Me vio tan
desesperada con la maleta y sin saber qué hacer que me ofreció ayuda. Me
dijo que podía ir a su casa y quedarme allí y no me dio miedo porque se
veía una buena persona. Vivía solo porque le había dejado su mujer”,
explica.
Fue él quien le explicó como llegar al centro de la ciudad y cómo
encontrar la embajada de México “donde me asesoraron sobre lo que podía
hacer”, y donde le ayudaron a buscar un hostal barato en el que quedarse
hasta solucionar su situación. También se quedaron con el cuadro que
pintó para los príncipes. “Me aconsejaron que lo dejara porque si me
vuelven a ver en la aduana de Londres con la pintura, seguro que otra
vez no me dejan entrar”, explica.
En ese hotel cercano a la Puerta del Sol espera que le llegue el dinero
suficiente para comprar un nuevo boleto y poder entrar al Reino Unido, y
aguarda también que una señora mexicana que le ha ofrecido hospedaje en
la capital británica le mande la carta invitación.
La joven reconoce que no sabe si va a lograr su sueño, pero se muestra
convencida de que si finalmente llega a Londres “habrá merecido la pena
el esfuerzo”. Cuestionada sobre las críticas que ha recibido dice que se
siente feo. “Me han insultado, me han dicho que hago las cosas mal y
que mejor estudie. Y no sé si lo hacen porque les importa lo que hago
porque es algo malo, o porque no tienen otra cosa qué hacer, pero se les
agradece que tomen tanta atención”, dice.
“Es verdad que se siente feo cuando te insultan, como cuando una persona
me dijo que ?tu madre no se murió, se suicidó al tener una hija tan
estúpida como tú’. Pero trato de no pensar en ello. En el fondo sabía
que iba a pasar, aunque escuchar las críticas es muy duro”, dice
Estabilis, que sigue decidida a llegar a la capital británica.
