El huracán Óscar ha dejado una huella trágica en Cuba, cobrando la vida de siete personas y causando daños materiales severos, particularmente en la provincia de Guantánamo. La tormenta, que alcanzó el este de la isla como categoría uno, ha generado una crisis sin precedentes en varias comunidades.
El presidente Miguel Díaz-Canel anunció en su cuenta de X que el balance de fallecidos se actualizó el martes, revelando la pérdida de una vida más en Imías, sumándose a las seis muertes reportadas anteriormente en San Antonio del Sur. La dificultad de acceso a algunas zonas ha complicado la evaluación total de la situación.
Cuba sufrió una caída total de su sistema eléctrico en un contexto ya complicado por la avería en su principal planta termoeléctrica. Después de cuatro días de apagón, el restablecimiento del servicio eléctrico ha comenzado a avanzar, con más del 70 por ciento de la población ya reconectada, según el Ministerio de Energía y Minas.
Las provincias más golpeadas continúan enfrentando desafíos significativos. Guantánamo y Santiago de Cuba reportan la menor disponibilidad de electricidad, mientras que en el oeste del país la recuperación alcanza el 95 por ciento. En el centro, la cobertura eléctrica se mantiene entre el 40 y 60 por ciento, reflejando la desigualdad en el proceso de restauración.
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El impacto de Oscar ha sido devastador, con inundaciones históricas y destrucción en Baracoa, donde los vientos arrasaron techos y derribaron postes. Las imágenes de escombros y árboles caídos han sido mostradas por la televisión cubana, subrayando la magnitud del desastre.
Díaz-Canel se comprometió a que su gobierno activará de inmediato la fase de recuperación en las áreas afectadas, prometiendo medidas rápidas para restaurar la normalidad. La población cubana, resiliente y unida, espera ansiosamente la llegada de ayuda y recursos necesarios para la reconstrucción de sus vidas.