Estados Unidos. La política migratoria de Donald Trump sigue generando fricciones con Venezuela. En un nuevo episodio de tensiones diplomáticas, el presidente estadounidense amenazó con sanciones adicionales si el gobierno de Nicolás Maduro persiste en su negativa a aceptar vuelos de deportación de ciudadanos venezolanos.
Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense, fue tajante en su mensaje a través de la red social X: “Washington no aceptará más demoras ni excusas. La repatriación de ciudadanos venezolanos no es un tema negociable”. Además, recalcó que Caracas debe recibir a sus connacionales sin esperar concesiones a cambio.
Desde su retorno a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump ha intensificado las deportaciones de migrantes en situación irregular, a quienes vincula con organizaciones criminales como el Tren de Aragua, la pandilla M-13 y los cárteles mexicanos.
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En su estrategia, envió a Richard Grenell como emisario a Caracas, mientras que Rubio ha visitado varios países de América Latina en busca de apoyo.
Algunos gobiernos, como el de Nayib Bukele en El Salvador, han respaldado la postura de Washington, incluso ofreciendo encarcelar a migrantes deportados en su megacárcel. Guatemala, por su parte, aceptó incrementar los vuelos de repatriación con ciertas condiciones. Sin embargo, Maduro se ha mantenido firme en su rechazo, desatando represalias inmediatas: Estados Unidos revocó la licencia de Chevron, paralizando sus operaciones en Venezuela.
La disputa escaló aún más cuando Trump invocó una ley de guerra de 1798 para justificar la deportación de 238 venezolanos a El Salvador, donde fueron recluidos en una megacárcel. Maduro calificó la acción como “anacrónica” y denunció un “secuestro” de migrantes.
La reciente revocación del Estatus de Protección Temporal (TPS) ha dejado en vilo a más de 600 mil venezolanos en Estados Unidos, mientras que el Instituto de Políticas Migratorias estima que alrededor de 770 mil enfrentan un futuro incierto.