Roma. Con el cónclave a punto de comenzar, el Vaticano se prepara para uno de los procesos más observados en el mundo católico: la elección del próximo Papa. La Santa Sede aún espera reunir a todos los cardenales electores que participarán en esta histórica decisión. Tras la reciente renuncia del cardenal John Njue, serán 133 cardenales quienes votarán, representando a 70 países. Para que un nuevo pontífice sea elegido, se requerirán al menos 89 votos.
El grupo de electores tiene una edad promedio de 72 años, aunque incluye a 15 cardenales menores de 60. Entre ellos, el más joven es Mikola Bychok, de 45 años, originario de Australia. En contraste, el más veterano es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años. Aproximadamente el 80% de los votantes fueron designados por el Papa Francisco, un dato clave en el debate actual sobre si el próximo líder espiritual seguirá su línea progresista o marcará un giro conservador.
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Aunque en la Edad Media algunos cónclaves se extendieron por años —el más largo, en el siglo XII, duró casi tres años—, los tiempos modernos han acortado el proceso. Desde el siglo XX, la mayoría de las elecciones papales han concluido en menos de cinco días. Por ejemplo, la elección de Francisco en 2013 se resolvió en solo dos días y cinco rondas de votación.
Pero ¿cuánto podría durar esta vez? El sitio de predicciones Polymarket, que combina datos estadísticos, encuestas y análisis de expertos, ofrece algunas pistas. Según su modelo, hay un 30% de probabilidad de que el nuevo Papa sea elegido tras 5 o 6 rondas. La segunda opción más probable, con 24%, apunta a una decisión en 3 o 4 votaciones. Un poco más lejos está la posibilidad de entre 7 y 8 escrutinios, con 21% de probabilidad.
Los pronósticos sugieren que el nombre del nuevo Papa podría conocerse apenas unos días después del inicio del cónclave, repitiendo el patrón de rapidez visto en las últimas elecciones. Aun así, hasta que se libere el humo blanco, todo está por decidirse.