Estados Unidos.- Últimamente hemos estado viendo noticias donde el calor es más fuerte que antes, sumado a los problemas de la sequía que en diferentes partes del mundo está sufriendo. El mismo caso para la temporada de incendios forestales, las cuales se están alargando cuyas llamas son más intensas, haciendo que las temperaturas superen récords y los lagos se resecan.
Esto es lo que está pasando en uno de los embalse más grande de Estados Unidos, el lago Mead, que ahora tiene menos agua que nunca desde que fue llenado hace 80 años debido a una fuerte sequía, agravada por el cambio climático y el consumo de agua de 40 millones de personas en siete estados de Colorado.
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El nivel del agua del Área Nacional de Recreación del Lago Mead bajó tanto que asoman los restos de dos personas junto a los de cantidades de peces en lo que ha pasado a ser un cementerio de embarcaciones.
Los restos de navios y criaturas evoca la imagen de un desierto. Ahora casi no se percibe agua a su alrededor; incluso una embarcación de la Segunda Guerra Mundial que se había hundido ha quedado al descubierto.
El poderoso río Colorado, que divide Nevada y Arizona, fluía debajo de las paredes del Black Canyon (Cañón Negro) hasta que se construyó el Dique Hoover en 1935 para irrigar la zona, controlar las inundaciones y generar energía hidráulica.
Pero la actividad humana y el calentamiento global han hecho que el embalse tenga menos del 30% de su capacidad. Y desde que su nivel bajó a 52 metros desde que alcanzó su altura máxima en 1983, dejando una faja blanca de depósitos minerales en las paredes marrones del cañón.
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El bajo nivel del agua tiene consecuencias no sólo para las ciudades que dependen del embalse sino también para las embarcaciones que navegan por aguas poco profundas, evitando islotes y bancos de arena.
