Texas.- Desde el terrible acontecimiento que marcó el estado de Texas el pasado 24 de mayo, donde se produjo el tiroteo en la escuela Robb Elementary de la ciudad de Uvalde y acabó con el fallecimiento de 19 estudiantes y 2 profesores, se dio el anuncio por parte del alcalde Don McLaughlin que sus instalaciones serán demolidas.
En un tenso y emotivo discurso dado el martes frente a los ciudadanos, el alcalde expresó que nunca se le podría pedirle a un niño que regrese o a un maestro que regrese a esa escuela.
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Después de la tragedia el alcalde se había mostrado frustrado con la cambiante información acerca de los hechos, que dejó 21 personas muertas a tiros en la institución educativa. Al mismo tiempo que criticaba las acciones que operaron el Departamento de Seguridad Pública del estado de Texas (DPS), y según con la cadena de noticias CNN, el alcalde McLaughlin contestó que estaba molesto porque a él y otros funcionarios nunca se les informaron el desarrollo de la investigación.
Junto a los sentimientos de los padres de familia y los ciudadanos de Uvalde que estaban evidentemente enojados cuando se comunicó que elementos de la policía esperaron más de una hora para entrar a la escuela. El jefe de seguridad pública de Texas, Steven McCraw, informó que en el tiroteo había suficientes agentes cerca de la escuela para detener al atacante tres minutos después ingresar al edificio.
Sin embargo, no se detalló sobre la fecha de la demolición ni demás asuntos relacionados. Incluso el presidente Joe Biden sugirió el desmantelamiento, de acuerdo con declaraciones con el senador estatal Roland Gutiérrez.
“Tengo entendido, y tuve esta discusión con el superintendente, que la escuela será demolida. No se le puede pedir a un niño o a un maestro que regrese a esa escuela”, explicó McLaughlin.
Aunque esta no sería la primera escuela en ser demolida, anteriormente en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, en el estado de Connecticut, fue destruida después de que 20 estudiante y seis miembros del personal fueran asesinados a tiros en 2012.
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Luego de este tiroteo y los que precedieron días posteriores ha desatado una revuelta sobre el debate de las regulaciones y acceso a las armas en Estados Unidos. En algunos estados se subió la edad mínima de 18 a los 21 años para obtener un arma, y varios senadores han presentado legislaciones para los casos de tiroteos en áreas publicas y escolares.
