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Reino Unido.- Situaciones cada vez más inexplicables ya aterradoras se dan en el mundo, como un reciente caso en Reino Unido donde un abogado generó innumerables pérdidas en varias cadenas de supermercados, las cuales debieron desechar su carne congelada porque este hombre estuvo inyectando en ella su propia sangre.
Los hechos ocurrieron en agosto de 2021 cuando el abogado británico Leoaai Elghareeb, de 37 años de edad, ingresó a las tiendas Sainsbury’s Local, Tesco Express y Little Waitrose, ubicadas en Fulham Palace Road. En su visita a estos lugares, el hombre llevó consigo una cubeta repleta de jeringas, las cuales contenían su propia sangre.
Las cámaras de seguridad captaron el momento en que Elghareeb se acerca con la mayor serenidad a la sección de carnes congeladas y va cogiendo una a una las bandejas, inyectándoles su propia sangre y luego volviéndolas a dejar en su lugar, procedimiento que realizó en ocasiones repetidas dentro de las tres tiendas ya mencionadas. Con respecto al caso, el fiscal Philip Stott explicó durante la audiencia que tuvo lugar este 22 de febrero:
Estaba lleno de jeringas, algunas de las cuales tenían agujas hipodérmicas. Varias de esas jeringas estaban llenas de sangre, la suya…En el camino también arrojó algunas de las jeringas a las personas dentro y fuera de la tienda, incluso golpeó a un transeúnte en la calle
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El inusual comportamiento del abogado de 37 años hizo que, en su momento, el personal de los supermercados desalojara a los clientes y les ordenara dejar todas sus compras. Además, los tres establecimientos cerraron por varios días y tiraron todos sus productos almacenados como medida de precaución, lo cual les generó pérdidas por 500 mil libras esterlinas.
Finalmente, Leoaai Elghareeb enfrenta actualmente tres cargos ante el tribunal, uno por contaminación de bienes y dos más por agresión. No obstante, en la audiencia llevada a cabo este martes, el hombre negó haber inyectado su sangre en los alimentos y haber agredido a varias personas, declaraciones que la defensa sustentó argumentando que el abogado estaba atravesando un episodio psicótico y que no podía apreciar que sus acciones eran legal y moralmente incorrectas.
