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Estados Unidos.- La historia de Diana García Martínez continúa dando mucho de qué hablar en redes sociales, pues esta mujer antivacunas enfrentó una feroz batalla en la cual, después de contagiarse de COVID-19, obligó a su esposo a elegir entre la vida de ella o la de su bebé, ambos con mínimas esperanzas de sobrevivir.
La mujer de 28 años de edad y su esposo Chris Crouch son antivacunas, por lo que ante la pandemia de Coronavirus la pareja decidió no aplicarse ninguna de las dosis que combaten la enfermedad, aún más queriendo proteger la vida del bebé que venía en camino. Para ese entonces Martínez y Crouch argumentaban:
Dios nos dio nuestro sistema inmunológico y podemos combatir los virus con nuestro propio sistema inmunológico.
Sin embargo, su forma de pensar cambiaría forzosamente cuando hacia agosto de 2021 la mujer embarazada empezó a experimentar dolor de cabeza, fiebre y agotamiento, pero en uno niveles superiores a los ocasionados por el embarazo. Al ser llevada al hospital se determinó que Diana estaba contagiada de COVID-19 y que debía ser conectada a un ventilador artificial.
La desesperada madre quien además de estar embarazada ya tenía a dos pequeños niños insistía en que no quería morir y se dejó conectar, pero su cuerpo no reaccionó del todo bien, pues al parecer su tiempo de gestación posiblemente estaba alterando la forma en que el sistema inmune respondía. Se determinó entonces que para salvarla debía ser conectada a una nueva máquina llamada oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).
Este procedimiento médico consiste en bombear la sangre fuera del corazón y los pulmones para que éstos descansen; pero arriesga a padecer derrames cerebrales, convulsiones, formación de coágulos y hasta infecciones.
Fue en este momento que Chris Crouch se enfrentó a la decisión más difícil de su vida, pues tenía que elegir si salvar a su esposa, su bebé, a ambos o a ninguno. Situación en la que el hombre de 37 años se dispuso a luchar por los dos y aceptó que llevaran a Diana a la ECMO.
La joven madre estuvo conectada a la máquina durante alrededor de un mes y tuvo graves consecuencias, pues además de tener algunos problemas para reconocer a su esposo, presentó varios accidentes cerebrovasculares, un ataque al corazón, tenía sangrados en la garganta y en el tracto gastrointestinal.
Fue entonces cuando decidieron practicarle una cesárea a Diana y darle la bienvenida al bebé con tan solo 31 semanas de gestación en noviembre pasado. Desde entonces la mujer de 28 años de edad se mantuvo despierta e incluso pudo regresar a casa.
Actualmente continúa en recuperación y rehabilitación debido a los derrames cerebrales que sufrió y, aunque aún usa oxígeno, se espera que pronto se recupere completamente y pueda llevar su vida con naturalidad, aunque el asunto de ser antivacunas ya quedó fuera de plano.
