A los dos años, la niña que adoptaron Eva y su esposo Juan expresó lo que sentía sobre su género. Les pidió que no le hicieran coletas, ni le vistieran como niña porque no se sentía así.
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“Nadie te dice que las personas pueden tener otra identidad”, sostuvo Eva.
Fue impactante para la pareja española que comenzaba un proceso nuevo, pero apartaron los prejuicios y entendieron que sucedía un tema de identidad de género que debían aceptar, informa la agencia periodística EFE.
David tiene 11 años, vive como un niño y desea ser youtuber. Para sus padres, ha sido un camino difícil, pero están felices de poder permitir una infancia feliz a su hijo. Tiene una hermana de nueve años, Cloe, con quien se lleva excelente y comparten como dos hermanos sin complejos.
“Me da igual que David sea chico o chica, lo único importante es que sea feliz”, afirma Eva, quien creó la fundación Chrysallis Canarias para apoyar a otras familias que se encuentren en situaciones similares, ya que ellos no tuvieron a quién recurrir.
“Soy una madre trans orgullosa que hace tiempo entendió que David vino a completar el puzzle de nuestra vida”, agrega Eva, quien adoptó al chico cuando apenas tenía nueve meses de nacido.
Eva explicó que de momento no someterán al chico a tratamiento hormonal porque él le tiene terror a las agujas y porque desean esperar a que sea el propio David quien elija cuál será el mejor camino, ya que deberá analizar cómo tendrá a sus hijos y otros temas que ahora no puede resolver.
La mujer asegura que a David le hace más daño que lo llamen “adoptado” o “chino” a que lo califiquen como “trans”. Mientras David crece, su familia ha decidido apoyarlo y ofrecerle amor para que no sufra lo que muchos niños pueden pasar por desinformación o incomprensión de su entorno.
