Culiacán, Sin.- Este 28 de febrero se cumplen tres años de la llegada de la pandemia de COVID-19 a Sinaloa con aquel primer caso de un hombre que arribó a Culiacán, originario del estado de Hidalgo y que había viajado al extranjero, y aunque a la distancia se vive una nueva normalidad, esta experiencia marcó nuestra vida, sobre todo de aquellos que les tocó convivir tan de cerca con este virus.
Al doctor Efrén Encinas Torres como secretario de Salud en Sinaloa en la administración pasada, le tocaron los inicios y la parte más dura de la pandemia en el estado, lo cual fue un gran reto para él y para el sector Salud, pero lograron brindar la atención a la ciudadanía y por fortuna y a pesar del alto número de contagios, asegura que nunca se vieron rebasados.
“Nunca fuimos rebasados gracias a Dios, si recordamos hicimos, inclusive, expansiones hospitalarias en algunas áreas de estacionamientos de hospitales… A todos nos dejó una huella fuerte, indudablemente podemos decir que el mundo es un antes y después de la pandemia del COVID-19”.
Destacó que al ver lo que estaba pasando en otras partes del mundo, en Sinaloa empezaron a diseñar estrategias para estar preparados porque indudablemente, ante la globalización que se vive, la pandemia llegaría a la entidad y así fue. Previo a ello, capacitaron a personal del Laboratorio Estatal de Salud Pública y se tuvieron reactivos de manera temprana para detectar este virus en las personas con síntomas.
“Me sentía con la responsabilidad mayor y compromiso de atender a la población, el compromiso como persona, como personal de salud, como un servidor público que quería que las cosas salieran bien, diría yo que no con temor sino con respeto, con cuidado de hacer bien las cosas”.
Encinas Torres destacó que una parte muy importante para hacerle frente a la pandemia fue la participación ciudadana, empresarios que se sumaron al esfuerzo del Gobierno contribuyendo con donaciones para la adquisición de ventiladores, recuperación de oxígeno y medicinas que se necesitaban para atender a la población.
La parte más difícil, expresó el exfuncionario, fue el ver que las personas fallecían, familias enteras, trabajadores de salud y amigos cercanos.
“El ver caer a muchos, el ver acabar familias por el COVID, el fallecimiento de compañeros del gremio de Salud y que estaban en la batalla, el momento más difícil fue ver morir a compañeros, compañeras, médicos, familias”, dijo.
El trabajo del personal de salud fue clave en la atención, recalcó, pues el 40 por ciento de los trabajadores estaban confinados en sus hogares al pertenecer a grupos vulnerables, y el resto de los trabajadores y los que se contrataron tuvieron que sacar adelante la ardua y difícil tarea, con gran valentía.
Agregó que en medio del inevitable panorama que se estaba viviendo, hubo satisfacciones, como el ver el esfuerzo compartido del sector público y privado, con las tareas de la vacunación, ya que la llegada de las vacunas significó una gran esperanza, incluso al ser los trabajadores de salud los primeros en ser vacunados, se vieron los efectos positivos, con una disminución en los contagios y casos graves en los trabajadores que estaban en las áreas COVID.
Lo que dejó el COVID-19
El epidemiólogo Juan Carlos Navarro fue uno de los primeros en atender a un paciente con COVID en Sinaloa, precisamente estuvo muy de cerca del primer caso que llegó a Culiacán y que se mantuvo aislado en un hotel.
Recordó que le tocó ingresar a la habitación donde se mantenía a este primer paciente y que cursó la enfermedad sin problemas, con lo que pensaron que así serían todos los casos, pero después, cuando se empezaron a registrar más contagios notaron que personas con algunas enfermedades como diabetes, hipotiroidismo, entre otras se complicaban y los esfuerzos de todos se aumentaron para brindar la atención y divulgar las medidas de prevención y cuidados.
Como epidemiólogo destacó que esta pandemia dejó mucha enseñanza a la ciudadanía, pero también al sector Salud, lo que permitirá seguirse preparando porque de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud en 10 años podría haber un acontecimiento similar a la pandemia del coronavirus.
“Hoy tenemos nuevos conocimientos, entonces es un virus que está mutando mucho, que nos está enseñando en gran medida qué es lo que pudiera ocurrir y quizás nos está enseñando o dando la información necesaria para lo que pudiera venir dentro de un tiempo más porque la Organización Mundial de la Salud dice que muy posiblemente en 10 años exista otra pandemia con otras dimensiones”, explicó.
Durante la pandemia fueron llamados héroes de capa blanca porque eran ellos, el personal médico, los que estaban al frente de esta batalla, atendiendo a los ciudadanos que se contagiaron.
Un trabajo de riesgo durante la pandemia
La enfermera Alejandra Vargas Landeros fue una de tantos trabajadores del sector que les tocó atender a paciente hospitalizados por esta enfermedad, quien recuerda como una etapa muy difícil el estar en el área de Terapia intensiva del Hospital General de Culiacán, ver ahí mismo a compañeros del gremio y ser testigo de cómo hasta dos integrantes de una misma familia estaban hospitalizados al mismo tiempo.
El ver morir a las personas fue muy doloroso, pero una chispa de esperanza en medio de la tempestad brotaba cuando algún paciente era dado de alta al vencer la enfermedad.
“Fue un tiempo muy duro, muy difícil, la verdad en mi experiencia personal no veíamos el final, volteando hacia atrás dice uno: cómo pasé todo eso, nunca pensamos en que viviríamos una experiencia así de fuerte”, manifestó.
Los pacientes que se encontraban internados se sentían solitarios porque no tenían contacto con sus familiares, pero los trabajadores de salud que los atendían hacían de todo para hacerlos sentir que no estaban solos, tomaban sus mensajes y se los llevaban a sus familiares.
“Tratábamos de estar lo más cerca que se podía del paciente, agarrábamos su mano, obviamente vestíamos como astronautas prácticamente ahí, pero ya el hecho de agarrarle la mano a los pacientes, terapia psicológica ahí, cuando les decías que todo estaba bien, cuando sabías que no estaba todo bien, cuando te pedían oxígeno, pero era el máximo de oxígeno que se estabas dando y no veías mejoría”.
El equipo de protección al inicio era una tortura, porque pasaban horas sin poderse cambiar, ir al baño, comer o simplemente tomarse un descanso.
“Un problema con la enfermedad COVID era la ansiedad en la que entraban varios pacientes, algunos médicos, enfermeras, intendencia, cayeron, fallecieron”.
Los cuidados que tuvo que tener cada vez que llegaba a su casa después de haber pasado tantas horas en el hospital, se convirtió en un ritual, desde cambiarse ropa y zapatos, desinfectar todas sus prendas y bañarse, además de ocultar a su familia, su sentir y todo lo que le tocaba ver en el área médica con los pacientes con COVID-19.
Pérdidas dolorosas
Cientos de familias sinaloenses tuvieron pérdidas, una de ellas, es la de la señora Nora Barraza Rodríguez, quien compartió su experiencia al contagiarse no solo ella sino toda su familia, en donde lamentablemente falleció su esposo a causa de este virus, dejando un dolor indescriptible en sus tres hijos y en ella misma.
“Fue para nosotros no nada más la pérdida del papá y del esposo, mi esposo a parte que era el que proveía, era un papá muy amoroso, ese vacío que queda es muy difícil de asimilar, es muy fuerte, en mi caso me quedé viuda, pero mi dolor es doble, porque es el dolor de mis hijos, me duele el dolor de mis hijos”, dijo.
Compartió que aunque ya pasó un año siete meses, los altibajos emocionales se presentan y sigue siendo una experiencia muy dura para todos los integrantes de su hogar, incluso tuvieron que buscar apoyo, al más pequeño de la familia, de 5 años en ese entonces, tuvieron que llevarlo a terapia psicológica.
Indicó que otra parte lamentable durante la pandemia que les tocó vivir, fue la pérdida de su mamá, quien falleció de una neumonía que se le complicó y que al no tratarse de COVID, no la recibían en ningún hospital para su atención médica, por lo que le adaptaron en su casa un espacio para brindarle los cuidados que necesitaba, pero lamentablemente falleció.
A tres años del primer caso de COVID-19 en Sinaloa, de acuerdo a información de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, en la entidad se han contagiado más de 183 mil personas, de los cuales, 10 mil han perdido la vida por este virus.