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Vieja guardia del carnaval preserva la memoria de la samba paulista

En una casona del centro, en la sede de la "Embaixada do Samba", Laurinha cuenta la historia de este grupo formado por las "viejas guardias" de las escuelas de samba paulistas.

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Redacción.- Acumulan varias décadas de vida y a coro afirman que la samba les ha
dado todo: la alegría de vivir, de bailar, el carnaval. Por eso, hace
casi 20 años crearon una “embajada” para preservar la herencia de esta
música y rescatar su historia en Sao Paulo.
En una casona del centro, en la sede de la “Embaixada do Samba”,
Laurinha cuenta la historia de este grupo formado por las “viejas
guardias” de las escuelas de samba paulistas.
“La ‘Embaixada’ es una manera de preservar nuestra cultura, de que
nuestra tradición se mantenga y pase de los más viejos a los más
jóvenes”, cuenta a la AFP esta mujer de 66 años y actual presidenta del
grupo.
Los 57 “embajadores” que lo forman son los veteranos de cada escuela,
un bloque que también desfila en carnaval junto a carros alegóricos, la
“comisión de frente”, los “pasistas”, el ala de “paso marcado” y otras
secciones que forman la compleja estructura de esta famosa fiesta
brasileña.
“Son las personas mayores, muchos de los cuales lucharon por mantener
viva la samba en Sao Paulo”, dice Laurinha, y cuenta que hasta buena
parte del siglo pasado la samba y sus cultores – herederos de una
tradición nacida entre los esclavos de las grandes haciendas de Sao
Paulo – eran considerados marginales.
“Durante la dictadura (1964-85) a nadie le gustaba el ruido, pero
había que seguir cantando. La samba era marginal, ahora eso cambió”,
comenta a la AFP Nilton Alcides “Tico”, un sambista de 74 años que
creció en el seno de una familia dedicada a cultivar esta música.
El investigador Alessandro Dozena, autor de un libro sobre la
historia de la samba en Sao Paulo, explica a la AFP: “Hasta hace poco
tiempo, algunos sambistas eran detenidos y llevados a la cárcel. Muchos
viejos sambistas fueron presos, pero ellos resistían y comenzaban todo
de nuevo”.
“Los más jóvenes lo saben y por eso admiran a la vieja guardia”, añadió.
El carnaval de Sao Paulo no tiene ni los recursos ni la fama de su
contraparte de Rio de Janeiro, pero para los viejos “embajadores” es
motivo de orgullo y devoción.
También lo es la música cultivada en esta ciudad, la más rica de
Brasil y con más de 11 millones de habitantes, que fue llamada “la tumba
de la samba”, según una frase atribuida al reconocido poeta y
compositor carioca Vinicius de Moraes.
“Esa frase es de muy mal gusto”, asegura Laurinha.
Pero en los últimos años el carnaval Sao Paulo ha crecido en calidad y
recursos y los viejos sambistas aseguran no tener “nada que envidiarle”
al famoso carnaval de Rio.
“¡No! Nada de envidia, nada. Nuestro carnaval es muy bueno”, afirma
Eloísa da Costa, una mujer de 62 años que lleva medio siglo sambando.
No existe en Rio de Janeiro un grupo como éste, se vanaglorian los “embajadores”.
“La samba es la mayor alegría de mi vida”, asegura Eloísa, miembro de
este grupo que recuerda a los músicos de la banda cubana Buena Vista
Social Club.
“Ser embajador es un reconocimiento a mi labor por la samba. Por
haberle dedicado mi vida, mi trabajo”, cuenta a la AFP Alberto Ferreira,
de 72 años, otro de los miembros.
Estos “embajadores” dicen haber nacido en ese mundo: son hijos,
sobrinos y nietos de sambistas. Y durante su vida se han dedicado a
componer, interpretar y disfrutar esta música cadenciosa.
La “Embaixada” organiza fiestas y tertulias, realiza actividades en
beneficio de las comunidades, promueve a los compositores locales y
hasta ha editado discos de música.
Es un trabajo de difusión y memoria “que vale la pena”, asegura “Tico” a la AFP.
De punta en blanco, sombrero y zapatos de charol, “Tico” participa
junto a sus compañeros de la “Embaixada” en una de las tantas
actividades previas al carnaval de Sao Paulo, que este año comienza el
viernes 8 y va hasta el lunes 11 de febrero.
“Me encanta ser un embajador de la samba. Hacemos que más gente se
nos una, que haya más amor por esta música, que más personas la
conozcan”, comentó a la AFP.
Pero la samba y cómo bailarla pueden parecen intimidantes para una
persona que no haya nacido en estas tierras de intenso mestizaje
indígena, europeo y africano.
A a sus siete décadas “Tico” tiene la receta: “Lo único que se
necesita es gozar. Perder la timidez y comenzar a ‘rebolar'”, dice
usando ese verbo con que los brasileños definen ese bamboleo imposible
de imitar.TJ

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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