Moscú.- El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kirill, reiteró hoy que el
perdón sin arrepentimiento de las integrantes encarcelas del grupo punk Pussy Riot puede sustentar en la sociedad el sentimiento de que todo está permitido.
“Los órganos judiciales calificaron de crimen la famosa acción sacrílega
en la catedral del Cristo Salvador. La Iglesia, solidaria con todos los
pecadores, pidió al Estado misericordia para los condenados. Pero hay
que recordar que el perdón es más efectivo si va unido al
arrepentimiento”, dijo el patriarca ruso.
Durante el acto de inauguración del templo del Arzobispado de Moscú,
situado en territorio de la catedral del Cristo Salvador, Kirill
insistió en que perdonar a las dos mujeres encarceladas sin obtener
antes su arrepentimiento “puede generar un sentimiento de permisividad
que puede ser motivo de nuevos crímenes”.
El líder eclesiástico ruso ve un sacrilegio especialmente grave en las
críticas a la Iglesia por insistir en la culpabilidad de las integrantes
de las Pussy Riot, dos de las cuales han sido condenadas a dos años de
prisión por cantar en el principal templo ortodoxo ruso.
Según Kirill, el Patriarcado ha recibido “una enorme cantidad de cartas”
en apoyo de la Iglesia para expresar “la organización, la patente
permisividad, el carácter calumnioso y aguerrido de la campaña
anticlerical”.
“Peor que el pecado es solo la justificación del pecado” dijo Kirill.
Las Pussy Riot fueron condenadas por escenificar una plegaria contra el
actual presidente ruso y entonces primer ministro, Vladímir Putin.
Los hechos, que causaron la indignación de la Iglesia, se produjeron el 1
de febrero de 2012, en vísperas de las elecciones presidenciales
ganadas por Putin.
Tras grabar la acción, el grupo punk difundió en internet un vídeo con
una canción que decía “Madre de Dios, echa a Putin” y que criticaba a la
cúpula del clero ruso por pedir el voto para el líder del Kremlin.
En octubre pasado, tras examinar un recurso de casación, el Tribunal
Municipal de Moscú corroboró la sentencia contra las jóvenes Nadezhda
Tolokónnikova y María Aliójina, y dejó en libertad condicional a una
tercera componente, Yekaterina Samutsévich. TJ