Élmer Mendoza supera La prueba del ácido

Guadalajara.- ?No busca hacer la defensa, si acaso quiere verlo como aclaración: la narcoliteratura no existe como tal, son los deseos de un grupo de escritores de contar la realidad que experimentan, en la que está presente el narcotráfico y la violencia.?Siempre soñé en ser otro tipo de escritor, uno que aportara más a la pureza literaria que a la expresión directa de la realidad y más de la violencia. Me di cuenta que no podía ser ingenuo, aunque todavía me cuesta mucho saber en qué momento llegué al punto en el que los lectores no se impresionan por la forma de hacer los diálogos o por la forma de mezclar las voces, sino se impresionan por el tema: al final, creo que hago una literatura que opera como un espejo de la realidad.?Las frases pertenecen al escritor sinaloense Élmer Mendoza, autor de títulos como Un asesino solitario o El amante de Janis Joplin, para quien la realidad es más cruda que la literatura, pero la creación literaria tiene un valor en sí misma, porque intenta ir más allá de los temas.?Si te adhieres al realismo, como es mi caso, está bien, hay suficientes emociones, que son las que me interesan tratar en este momento de mi carrera. Si logro crear una forma de expresar esa realidad estoy dando pasos.?Desde su perspectiva, quienes los han incluido como gestores de una literatura del narco son los mismos que después han criticado la supuesta pertenencia a un género: en un principio los llamaban los norteños, con un dejo de sarcasmo, dice el escritor, y después como creadores de narcoliteratura.?Lo gracioso es que los críticos que la han nombrado son los mismos que la denuestan. Si ellos no han sido lo suficientemente creativos para inventar un nombre que esté más cerca de la crítica que del artículo de nota roja, pues no es culpa nuestra?, dice Élmer Mendoza, quien promueve su más reciente novela, La prueba del ácido (Tusquets, 2010).Estética y realidadEn La prueba del ácido, Élmer Mendoza recupera al personaje del detective Édgar El Zurdo Mendieta, quien en la investigación por el asesinato de una bailarina de prostíbulo se involucra con el mundo de la política, del contrabando de armas y el narcotráfico.?Tengo un personaje que es demasiado débil y, a pesar de eso, ha hecho un gran esfuerzo por superar sus problemas personales y hacer un trabajo con la decencia y la inteligencia suficientes como para darle sentido a su vida; en especial, vive con la imposibilidad de qué pasa en la ciudad que habita y lo insignificante que es su trabajo como policía para una sociedad tan violenta.?Élmer Mendoza cuenta que uno de sus grandes sufrimientos como escritor se relaciona con el aspecto formal de sus historias: cómo contar una trama de violencia, en la que la forma siga siendo importante.?No escribo mis libros con una intención social, si este país fuera otro daría conferencias sobre la creación del discurso literario, pero como vivo donde vivo, resulta que al final mi obra tiene una gran carga social, es representativa de una sociedad concreta, de un momento concreto, que significa corrupción política, corrupción de los medios encargados de administrar justicia, de los empresarios…?De ahí que para la mayoría de sus lectores, lo más importante no sea regodearse en sus propuestas estéticas, buscan otras cosas: se buscan así mismos, andan tras explicaciones del país en el que vivimos, ?cualquier instrumento que les ayude a entender qué sucede en este maldito país en guerra, ellos lo toman en cuenta y en serio: mis novelas se convierten en una herramienta para entender la realidad?.