Santiago, Chile.- A sus 71 años, Mario Kreutzberger, el presentador más popular de la América hispana, celebra en Chile medio siglo al frente de Sábado Gigante, el longevo programa donde vuelca su “genuino interés” en la gente y sigue inyectando combustible a “Don Francisco”, su alter ego.
Con corbata a rayas y el pañuelo que siempre asoma del bolsillo de su
chaqueta, el hombre que da vida al personaje concedió una entrevista en
su despacho de Canal 13, la cadena a la que ha estado unido toda su
vida.
Allí ha grabado las cuatro emisiones especiales -la última se emite este
sábado- con las que ha festejado los 50 años de este exitoso programa
de entretenimiento de la televisión hispana y que cuenta con el récord
Guinness por ser el más duradero en toda América.
“Quisimos hacer un programa evocador para todos aquellos que vieron este
programa hecho 100 % en Chile durante 25 años y mostrárselo a las
nuevas generaciones que nunca lo habían visto” , explica el animador.
Fue en 1962 cuando Kreutzberger comenzó a dirigir “Sábados Gigantes”
(entonces en plural), en una época en que la televisión iniciaba sus
emisiones en Chile y lograba reunir a millones de familias frente a la
pantalla durante las ocho horas en directo que duraba el programa.
En 1986 comenzó a grabar en Miami su Sábado gigante para el público
latino de Estados Unidos y durante seis años mantuvo las dos versiones
del programa hasta que decidió producir el programa de manera íntegra en
los estudios de Univisión, desde donde se distribuye a 43 países.
Para él, la fórmula del éxito se basa en elementos básicos mezclados
como en una sopa: “el humor, los juegos, la emoción, la información, la
orientación, la sonrisa”, enumera.
“Se podía alterar la sopa, pero siempre tenía sabor a caldo gallego y nuestro caldo se llama Sábado Gigante”, relata.
Tras esta larga carrera, entre Miami y Santiago, Don Francisco ve
difícil que pueda seguir aplicando la receta durante diez años más, pero
cree que no será él quien decida retirarse.
“De esta actividad uno no se retira, lo retiran… la salud, las
capacidad intelectuales o físicas, el rating, la empatía con la gente.
Porque esto es lo que más te gusta hacer, entonces es muy difícil decir:
‘Me voy'”, admite.
Ese desgaste físico se proyecta en la relación entre el hombre y el
personaje. “Don Francisco y Mario primero son los mismos, pero a medida
que pasan los años se van separando, porque Don Francisco no tiene edad,
no transpira, no va al baño”, explica.
“Yo tengo que darle combustible a Don Francisco, y cada vez me cuesta
más. Exige el mismo combustible, y yo tengo menos. Entonces paso a ser
cada vez más opaco para mantener la brillantez de Don Francisco”,
confiesa Kreutzberger.
De su vasto catálogo de experiencias, el presentador asegura que los
personajes que más impacto le causaron fueron las exprimeras ministras
Indira Gandhi, de la India, y Golda Meir, de Israel, el actor Anthony
Quinn y el futbolista Pelé.
Sobre el presidente de Estados Unidos y aspirante a la reelección, el
demócrata Barack Obama, al que ha entrevistado en tres ocasiones, opina
que es “un tipo muy inteligente, muy brillante y preparado”, y, a la
espera de poder conversar también con el candidato republicano Mitt
Romney, se reafirma en su neutralidad política.
“No me he declarado nunca políticamente, ni en Chile tampoco, porque
tengo el deseo de que me vean todos los telespectadores, los de la
izquierda y los de la derecha”, explica el presentador.
Asegura que pese a ello “varios partidos, y de tendencias totalmente distintas”, le han tentado a adentrarse en ese ámbito.
“Y me han ofrecido participar de diferentes cargos, hasta, en su época,
de candidato a la Presidencia y senador y diputado. Nunca lo consideré,
porque aunque el aplauso tiene mucha similitud (…), los comunicadores
no necesitamos tener disciplina partidista”, reflexiona.
Consultado al respecto, Kreutzberger reconoce además que durante la
dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) tendió la mano a amigos
perseguidos, un capítulo de su biografía hasta ahora inadvertido.
“No me gusta la dictadura ni de derechas ni de izquierdas. Y por otro
lado, si tú eres mi amigo, eres mi amigo porque eres mi amigo, no por lo
que piensas. Yo tenía muchos colegas que tenían una tendencia política
marcada, que fue perseguida, y mi obligación era ayudarlos”, cuenta.
Esa lucha contra la discriminación está ligada a la historia de sus
padres, unos judíos alemanes que llegaron a Chile huyendo del régimen
nazi.
“Creo que todos tenemos dentro de nosotros de alguna manera el flagelo
de la discriminación, pero tenemos que luchar contra ella” , dice
Kreutzberger, que desde 1978 dirige la Teletón, una maratón televisiva
para recaudar fondos para discapacitados.
Casado y con tres hijos, el presentador admite que le afectó el episodio
por la demanda de paternidad que afrontó en 2011 y que la Justicia
rechazó. “Los malos tragos uno los supera, pero siempre queda un sabor”,
concluye.
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