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Cautiva OFCM con precisa ejecución de la "Sinfonía No. 3", de Mahler

Avi Ostrowsky, director huésped; Lydia Rendón, mezzosoprano invitada

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Ciudad de México.- La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), Schola
Cantorum de México, Coro de Cámara de la Escuela Nacional de Música,
Coro de la Escuela Nacional de Música, la mezzosoprano Lydia Rendón y
conductor Avi Ostrowsky elucidaron, el fin de semana pasado –Sala
Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY), la
“Sinfonía No. 3”, de Gustav Mahler (1860-1911), en sugestiva
interpretación. Gustav Mahler conformó un estilo musical
exclusivo: sustancial innovación bosquejada en nostálgicos y tristes
apuntes melódicos de hermoso timbre y compleja estructura instrumental.Uso
de la canción popular como pretexto para construir un universo
melódico/armónico en distintos ciclos de canciones con versos de su
autoría (“Des Knaben Wunderhorn”, “Lieder eines fahrenden Gesellen”) y
del poeta Friedrich Rückert (“Canciones de los niños muertos”).Coplas
a las que recurrió más de una vez en una suerte de obsesión en la que
subrayaba la no existencia divisoria entre música instrumental y vocal.
En las Sinfonías núm. 2, 3, 4 y 8 lo coral juega un papel cardinal.Mahler
concibió música orquestal (nueve sinfonías) y obras vocales que se
entrecruzan y se integran en un corpus de sujeciones en el que las
rondas corales alimentan muchas veces, algunos de los movimientos de las
proporciones orquestales.Su “Sinfonía No. 1”, Titán,
constituye uno de los grandes momentos de la música occidental de
finales del siglo XIX. Sinfonía dada a conocer en 1889 de estrecho
vínculo con las “Canciones de un caminante” (1883-1885), en temática que
aborda las oposiciones confluentes entre consternación y regocijo.Dicotomía
presente en el estilo de uno de los precursores de la Segunda Escuela
de Viena y representante del posromanticismo alemán. “Construir una
sinfonía es como levantar, edificar un cosmos con todos los medios
posibles”, explicaba con frecuencia el autor de la “Sinfonía de los
miles”.Hay en su universo armonioso, pluralidades que se
hacen patentes en reminiscencias de fanfarrias, melodías populares,
marchas y canciones tradicionales, entre otros recursos
melódicos/armónicos/rítmicos recurrentes en sus composiciones.En
la “Sinfonía núm. 3” –estrenada en 1902– se pone de manifiesto el uso
muy particular de los acordes y, asimismo, de líneas melódicas
interpoladas y dilatadas en la estructura formal: pieza desmesurada, de
armonía afluente, que rompe con el equilibrio cromático en una suerte de
“plasticidad” acústica fascinante y arropadora, que la OFCM elucidó, el
sábado y domingo pasado, en planteamiento orquestal de sugerentes
dibujos melódico-armónicos.I. (Robusto, Resuelto):
Retumbos de los metales en murmurante prosodia. Violonchelos que
irrumpen hasta los lindes del silencio. Ocho cornos en consonancia
unísona que plantean el leitmotiv. Flautas y cuerdas recreando una
atmósfera de procelosa consumación. Hermoso solo del violín. Motivo
melódico que se desplaza hasta la sonoridad grave de los contrabajos.
Representación del estío y todos sus balbuceos.II. (Tempo
di Menuetto. Muy sobrio): Dibujo sutil de los alientos y violines de
bosquejo apacible enraizado en pliegues de un posromanticismo muy
mahleriano. Segmento grato, apacible, etéreo, arropante.III.
(Comodo. Scherzando. Sin prisa): Sublime y a la vez pujante motivo
melódico suscrito por los alientos y seductores glissandos de los
trombones. Interludios fascinantes de una trompeta (fuera de escena) que
se escucha en la lejanía y propicia una suerte de hechizo arropador,
quimérico y triste.IV. (Muy lento): La mezzosoprano Lydia
Rendón vocalizó desde ondulados fraseos pasajes de “Así hablaba
Zaratustra” (Nietzsche): las sombras, la fantasía, la infinitud y la
presencia. Sobresaliente el pasaje de los contrabajos. Movimiento de
lenta enunciación que la OFCM apostilló con depurada prosodia.V.
(Alegre en tempo y atrevido en expresión): Mezzosoprano, coro infantil y
de mujeres que entonan “Tres Ángeles cantaban” (“El cuerno mágico del
dondel”, 1899): campanillas crepusculares escoltadas por una OFCM que
supo darle un timbre cristalino a este tentador y cautivante movimiento.VI.
(Lento reposado. Con sentimiento): Extensión sonora en un adagio que es
uno de los más conmovedores momentos de la música occidental. Cuerdas
en murmullo acuoso. Flautas en gozosas articulaciones. La música es un
deseo que se inscribe en el dolor: parece decirnos Mahler. La OFCM puso
la sala en vilo. El mundo es una cadencia de punzas extasiadas: murmura
el autor de “La canción de la tierra”.Dios se asomó más
de una vez por estas frondas concertinas que la OFCM tributó el fin de
semana pasado. El fundador de la Orquesta Kibbutz de Israel, Avi
Ostrowsky, demostró su oficio con vehemente sentido mahleriano. Ovación
de 10 minutos de un público satisfecho. Gala inolvidable.Se
anunció el próximo programa (15/16 de junio) con obras de Stravinski
(“La consagración de la primavera”) y Ravel (“Bolero”) con la
participación de “Delfos Danza Contemporánea” y conducción de José
Areán. Recepción que tendrá como sede la Sala Principal del Palacio de
Bellas Artes. Convite difícil de desdeñar: por allá nos vemos.TJ

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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