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Ben Affleck demuestra talento como director en Argo

Construye un filme político al estilo más clásico de los grandes ejemplos de este cine de los setenta y lo hace con una historia compleja que aligera con un envoltorio muy hollywoodiense

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Redacción.-  Ben Affleck vuelve a demostrar con “Argo” que
su talento como director es muy superior al que posee como actor.
Construye un filme político al estilo más clásico de los grandes
ejemplos de este cine de los setenta y lo hace con una historia compleja
que aligera con un envoltorio muy hollywoodiense.

La crisis de los rehenes de Irán es el tema de una película que comienza
como una lección de historia -cómic incluido- pero que pronto se sitúa
como una estupenda historia de suspense con un guión perfectamente
desarrollado y en el que todo está al servicio de la película.

Affleck pone su pericia como director y como actor para lograr un
resultado global satisfactorio, al igual que el resto de actores y toda
la planificación de una película en la que nadie busca protagonismo.

Y en la que la magnífica ambientación y puesta en escena se convierte en
una de sus principales bazas. Desde los trajes y los peinados a una
fotografía con una rica textura que devuelve fácilmente al ambiente de
la época en la que se desarrolla la historia, gracias a la preciosista
labor del director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, un habitual
del equipo de Alejandro González Iñárritu.

Un elemento básico en una historia muy concreta de un periodo muy
convulso del Irán contemporáneo y de sus relaciones con Estados Unidos.

Era la época de Carter y de la caída del sha, exiliado en Estados
Unidos, lo que provocó la ira de sus detractores y simpatizantes del
ayatollah Jomeini, que asaltaron la embajada norteamericana en Teherán y
tomaron a todos sus empleados como rehenes.

Pero seis lograron escapar y es en esa historia en la que se basa “Argo”
, que cuenta cómo se puso en marcha un plan surrealista con un falso
proyecto de rodaje cinematográfico como excusa para sacar de Teherán a
esos huidos.

La implicación del cine y de Hollywood da a la historia un divertido
tono de sainete con la complicidad de unos inmensos John Goodman y Alan
Arkin, los actores mas reconocibles de un reparto lleno de rostros menos
reconocibles y que permiten dotar a los diversos personajes de un
anonimato imprescindible.

Affleck logra una narración que va de menos a más, con una tensión que
aumenta gradualmente sin ser excesiva y con momentos que permiten
respirar al espectador para disfrutar de la película.

Para ello ha elegido una planificación con planos largos en los que la
historia es la protagonista y con una labor de montaje muy sutil que
acompaña el filme sin hacerse perceptible.

Una película en la línea del mejor cine político, el que se hacía en los
setenta (“All the President’s Men” o “Three Days of the Condor”, por
ejemplo) , que reafirma el talento de Affleck como director tras la
excelente “The town” y que se estrena en noviembre en Brasil tras salir
recientemente en los cines de Chile, Argentina o Colombia.CHG

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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