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Estados Unidos. Irán Castillo, actriz mexicana, causó revuelo en las redes sociales tras dar a conocer que decidió comerse su placenta, tras dar a luz a su segundo hijo, Demian, el pasado 10 de febrero.
No es la única famosa que ha recurrido a esta práctica, que según los médicos no es correcta. También lo hizo en su momento Kim Kardashian, al dar a luz a su segundo hijo, Saint West. Esto ocurrió en el año 2015; y cabe hacer mención que conforme avanza el tiempo, esta tendencia toma más terreno.
“Cada vez que tomo una pastilla siento una inyección de energía y me siento saludable y bien. Se lo recomiendo a cualquiera que esté considerándolo”, dijo aquel año la famosa, Kim Kardashian.
A la par, explicó que para poder consumir su placenta, ésta fue sometida a un proceso de liofilización, o bien, deshidratación. Enseguida, se almacenó en cápsulas, mismas que tomaba a diario. En el caso de Kim Kardashian, el proceso de encapsulado de la placenta le representó un costo de 250 euros.
“Cuando digo que me ‘he comido mi placenta’, me refiero a que la estoy consumiendo deshidratada y convertida en una pastilla, no es que la haya frito y me esté comiendo como un filete. No soy la típica persona New-Age que se hubiera planteado hacer esto. De hecho, pensé que Kourtney lo había hecho, pero no es así. La verdad es que no deseaba pasar por una depresión post-parto, y pensé que nada podía salir mal tomando una pastilla hecha de mis propias hormonas, hecha por mí, para mí. Empecé a buscar y documentarme y me di cuenta que había muchas madres que se sentían del mismo modo y dijeron que el proceso fue mucho más fácil”.