Ciudad de México.- El deporte es ganar y perder, pero en algunos casos surgen hombres que parecen invencibles, leyendas que son superiores al resto. En sus respectivas disciplinas,
ellos son considerados por la mayoría como los mejores de la historia
por su impresionante trayectoria, sin embargo, hasta los inmortales han
tenido momentos oscuros.
En busca de la perfección, estos atletas han dejado algunos títulos en
su carrera y como todos, han saboreado el amargo sabor de la derrota. A
pesar de estos episodios, siempre serán recordados por su gran talento y
por el legado que dejaron para siempre en su deporte.
Pelé
Pelé llevó al Santos a conquistar títulos nacionales e internacionales.
En la selección brasileña se consagró por ser el referente de la
verdeamarelha en la obtención de los mundiales de 1958, 1962 y 1970 (el
que para muchos es el mejor equipo de la historia).
Sin embargo, el Mundial de Inglaterra 1966 significaría un episodio
triste para el carioca, pues los rivales no lo dejaron jugar y
terminaron lesionándolo. La consecuencia fue la única eliminación de
Brasil en fase de grupos en toda la historia de los mundiales.
Michael Jordan
Jordan es uno de esos atletas que revolucionó y trascendió su deporte.
Desde su época colegial en North Carolina se veía que no era un jugador
promedio, por lo que llegó a la NBA como una estrella en 1984. Todos
recordamos sus seis campeonatos noventeros con los Bulls, sin embargo,
su majestad tuvo que pagar renta durante los ochenta y pasaron seis
largos años para el éxito.
Los ‘Bad Boys’ de Isiah Thomas fueron su némesis, pues Detroit detuvo a
Chicago en playoffs durante tres años consecutivos. Se llegó a pensar
que Michael no podría nunca con los Pistones, pero sí pudo, y a partir
de 1990 comenzaría a cambiar la historia del baloncesto para siempre.
Babe Ruth
Al mítico beisbolista es difícil encontrarle caídas y derrotas. Es por
mucho el mejor de la historia. Su carrera en los Yankees es
prácticamente inmaculada. Pero antes de llegar a Nueva York, Ruth jugó
en Boston. Además de su poder ofensivo, en esa época Babe jugaba de
pitcher. En su primera serie mundial, el manager Bill Carrigan lo envió a
batear en la novena entrada del primer juego contra Philadelphia,
cuando había uno fuera y un hombre en primera, pero el “Bambino” soltó
un elevado de out. Boston perdió el partido, pero afortunadamente para
Ruth, los Medias Rojas ganaron la serie. Este fue sólo un asterisco en
la perfección de Babe.
Joe Montana
El legendario quarterback de los 49ers es considerado un icono en el
fútbol americano de la NFL. Dominó la década de los ochenta con cuatro
anillos de Super Bowl, formando una de las dinastías más conocidas de
este deporte. Sin embargo, Montana tenía su dolor de cabeza con los
Gigantes de Nueva York, equipo que eliminó a San Francisco en el 85 y
86.
El descalabro más doloroso fue en 1990, cuando Joe buscaba el primer
tricampeonato en la historia. La defensiva rival lo neutralizó y terminó
sacándolo del juego. De no ser por ellos, la historia de Montana habría
sido insuperable.
Muhammad Alí
Cassius Clay es considerado el mejor boxeador de todos los tiempos.
Tanto en su época amateur como profesional, el estadounidense dominó el
mundo del pugilismo en los pesos pesados, pero aún así tuvo a un gran
rival en Joe Frazier. Su compatriota lo venció en la llamada “Pelea del
siglo” en 1971, cuando Muhammad regresaba por su título que le fue
retirado tras negarse a ir a Vietnam. Alí cayó por puntos en 15 rounds,
lo que evidenció que no era invencible, aunque después se vengaría de
Frazier en dos ocasiones.
Roger Federer
El tenista suizo transpira clase y perfección. Posee el récord de más
grand slams con 17 títulos, nadie ha ganado más veces Wimbledon que él
(7), ni tampoco nadie ha estado más semanas como número uno del ranking
de la ATP. Estas son razones suficientes para considerarlo como el mejor
de todos los tiempos. Sin embargo, a Roger le faltó ganar algo en su
brillante carrera: una medalla de oro olímpica. Londres 2012 era su
última oportunidad, pero el local Andy Murray lo destrozó en una final
de tres sets (6/2, 6/1 y 6/4). Uno de los descalabros más contundentes
de su trayectoria.
Lance Armstrong
Si de ciclismo se trata, el estadounidense es la referencia. Todos
recuerdan los siete Tours de Francia conseguidos por Lance en el periodo
1999-2005, sin embargo el camino a la cúspide de Armstrong no fue
fácil. En 1996 llegaba como amplio favorito en el ciclismo de ruta a los
Juegos Olímpicos de Atlanta, pero finalizó sexto en la contrarreloj y
décimo segundo en ruta, uno de los episodios más dolorosos en la carrera
deportiva de este fenómeno. Unos meses después, le sería detectado
cáncer testicular. Lance venció la enfermedad y comenzó a forjar su
leyenda.
Jack Nicklaus
Se ha dicho que el golf es un deporte elitista, para unos cuántos, sin
embargo, este señor, y posteriormente Tiger Woods, lo volvieron popular.
La diferencia entre Nicklaus y el “Tigre”, es que el primero cuenta con
18 torneos grandes, cifra que luce ya lejana para Woods. Jack tuvo su
esplendor en los sesenta, donde mantuvo una gran rivalidad con Arnold
Palmer. Después de cumplir 26 años y ser el jugador más joven en ganar
los 4 majors, Nicklaus perdió condición y entró en un bache, en 68 y 69
no ganó nada, pero la muerte de su padre en el 70 fue el golpe anímico
que lo hizo reaccionar y unos meses después ganó el Abierto Británico.
Después de eso, 10 majors más lo harían leyenda.
Ayrton Senna
A pesar de que Michael Schumacher es el piloto con más campeonatos de
Fórmula Uno en la historia (7), el brasileño Ayrton Senna es para muchos
el mejor, pues aunque cuenta con menos títulos, fue un fatal accidente
en 1994 lo que le impidió seguir con su brillante carrera. La destreza y
talento de Senna le valieron cuatro campeonatos, y quizá habrían sido
más, pero su antagónico rival, el francés Alain Prost, lo impidió en
1989 y 1993. La rivalidad entre ambos le ayudó a Senna a ser mejor
piloto, aunque algunas veces tuvo que agachar la cabeza al caer con otro
de los grandes del automovilismo.
Michael Phelps
La carrera de Michael Phelps se convirtió en Londres 2012 en la historia
más sagrada del olimpismo en sus 116 años. Se ve complicado que alguien
pueda rebasar la marca de 22 medallas totales y 18 de oro del nadador
estadounidense. Pero lo más impresionante de todo es que las cifras de
Michael pudieron haber sido más grandes si un joven sudafricano de
nombre Chad Le Clos no le hubiera arrebatado el oro en su prueba
favorita: los 200 metros mariposa. Cinco centésimas fueron la diferencia
en un regreso épico del africano. A pesar de los malos augurios,
Michael se recuperó para conquistar tres oros más en Londres después de
esta competencia.
Usain Bolt
El caribeño es sin lugar a dudas el hombre más rápido de la historia.
Bicampeón olímpico en los 100 y 200 metros, así como en el relevo 4×100
con Jamaica, Bolt ya recibe el estatus de leyenda a sus 26 años de edad.
Gracias a su talento sobrenatural, Usain no ha perdido aún en un
escenario importante (sin tomar en cuenta los 100 metros en el mundial
de Daegu, donde no compitió por una salida en falso) pero si ha llegado
segundo lugar en sus pruebas favoritas. Su compañero y amigo Yohan Blake
provocó dudas sobre su desempeño en Londres, tras vencerlo en las
clasificatorias de Jamaica. Bolt había caído, sintió lo que es ser
segundo, pero asimiló bien la derrota. Blake está destinado a ser el
sucesor, pero el momento no ha llegado y el reinado de Usain prevalece.
Para llegar al nivel de estos astros, era necesaria la derrota, porque
sólo pierde el que lo intenta, y tal vez la característica común de
todos ellos, que los distingue de otros buenos atletas, es que ellos
supieron levantarse… e intentarlo de nuevo.
