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Tres canciones llevaron a Argentina al título en México 1986

Actualmente esa "estrategia" ya no es utilizada por los argentinos

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Ciudad de México.- Además de contar con Diego Armando Maradona entre sus filas, la selección de Argentina tuvo de su lado una cábala que no abandonó, la cual consistía en escuchar tres canciones en su camino al estadio, algo que casi no se cumple en la final ante Alemania, recordó el exdelantero Jorge Valdano.Carlos Salvador Bilardo, técnico de la ?Albiceleste? en la Copa del Mundo México 1986, es considerado uno de los personajes del futbol con mayores ritos que debían llevarse a cabo para el éxito en cada uno de sus equipos.Cuando era jugador de Estudiantes de La Plata, Bilardo tenía como costumbre todos los sábados, previo a los partidos, ir a las vías del ferrocarril para ver pasar el tren de las 18:00 horas.Ya al frente del seleccionado pampero, el estratega nunca permitió la ingesta de carne de pollo al considerarla de ?mala suerte?, por lo que dentro de la dieta solo había carne de res.Sus jugadores aprendieron bien de todo esto, ya que en la Copa del Mundo México 1986 hubo un ritual que debía cumplirse de manera obligatoria, pues pensaban que esa era la clave para salir con un resultado a favor.?Hay música que se convierte en superstición y a través de una larga concentración uno termina podrido de escuchar a determinados cantantes, y generalmente es música mala porque el que se encarga de ponerla es el más revoltoso del equipo y no suele caracterizarse por el buen gusto?, señaló el exjugador de Real Madrid.En entrevista exclusiva, el autor de uno de los tres goles con los que el cuadro argentino venció 3-2 a Alemania para coronarse, indicó que aquel 29 de junio, día de la final, estuvo cerca de no llevarse a cabo esa costumbre de escuchar de manera forzosa tres canciones, las mismas.?No recuerdo cómo se llamaban, escuchábamos tres canciones antes de llegar al estadio, estábamos concentrados en las instalaciones del América, muy cerca del Azteca. Ese día de la final, para que pudiéramos llegar al campo, cortaron completamente la vía (Tlalpan) para que de esa manera, desde la concentración hasta el estadio, llegábamos en 4 o 5 minutos?, rememoró.Explicó que ?en ese tiempo no nos daba tiempo de escuchar las tres canciones, así que obligamos al chofer a que fuera muy lento y los policías poco más y nos ametrallan porque estábamos parando el tráfico de toda la ciudad?.?Pero la amenaza de los jugadores fue más efectiva que la de los policías porque nos dio tiempo para escuchar las tres canciones, y eran largas, pero teníamos un entrenador muy supersticioso que no hubiera permitido de ninguna manera que llegáramos al estadio sin escuchar las tres canciones?, externó.Además de la música, existieron otras situaciones que debían llevarse a cabo, algunas muy raras, que parecían cosa de locos y no de profesionales del futbol.?Hubo tantos ritos en el Mundial que se fueron acumulando a lo largo de los partidos y en el último día ya era aquello una cosa tremenda, uno se daba un masaje, se sacaba la camisa, uno tiraba una toalla otro lo veía y la levantaba para guardarla?, externó.Finalmente, explicó que muchos estaban más preocupados por este tipo de actitudes, algo que él procuró no hacer porque prefería concentrarse en las virtudes y deficiencias del cuadro europeo.?Se estaban repitiendo movimientos que nos habían llevado al éxito en partidos anteriores, pero era una cosa de las que yo escapaba porque si no había que estar más pendiente de eso que de lo que nos esperaba contra Alemania?, sentenció.YRM

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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