Mazatlán, Sin.- Desde hace 17 años ha formado parte de muchos eventos de futbol a lo largo y ancho del país, hoy es uno de los vendedores más populares que disfruta de la Copa Mazatlán de Futbol y de vender gran cantidad de accesorios deportivos.
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Pone a la venta en su puesto, desde una matraca para el enérgico apoyo de las porras, un tambor, así como un cloruro de etilo para los golpes, un llavero de recuerdo, o lo más indispensable: unas espinilleras para poder jugar, y hasta barajas para el álbum de la Copa del Mundo, Alfredo González, originario de la Ciudad de México, le apostó a la suerte y la herencia familiar, que desde pequeño fue fortaleciendo con el paso del tiempo, se aventuró y en la actualidad es un invitado incondicional de cada uno de los torneos.
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“He estado durante 17 años yendo a torneos a nivel nacional, ya es una vida, es estar viajando ciudad tras ciudad, torneo tras torneo, conociendo gente más que nada, buenos amigos, ya se vuelve parte de ti”, expresó.
Su visión lo llevó a ver más allá de las rejas del estadio Azteca, donde su familia se ha establecido por muchos años, siendo su familia de las que han cosechado un legado que él decidió extenderlo a lo largo del país. Nunca ha pensado en internacionalizarse.
“Iniciamos todo por parte de mis abuelos, el estar vendiendo en los estadios de México como CU, Azul, Azteca y todavía toda mi familia ahí trabaja”, describió.
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El gusto por el futbol se convirtió en una pasión que lo ha llevado a recorrer muchos kilómetros a lo largo de país y durar hasta un mes sin ver a su familia. Son días de desgaste físico, de adaptarse a los climas, las ciudades y sobre todo a la gente que los arropa cada vez que asiste con su grupo de colaboradores, a la fiesta del futbol.
“Muchos piensan que a la mejor es viajar y ya, en realidad como subirte a una camioneta o a un autobús, traigo a un grupo de gente, también vienen dejando a su familia, no llegamos en una semana, dos, tres o hasta en un mes. También llegar a una ciudad que no es tu clima, tus horarios, es muy difícil la verdad”.
No todos los viajes son buenos, también son malos, no precisamente, por las ventas sino por el trato de la gente, que, al saber su procedencia, siente alguna indiferencia. En ocasiones ha habido momentos que lo han puesto a pensar si continúa en este viaje o para el vuelo, debido al cansancio y cosas personales.
“Cuando viajas a veces hay trato bueno de las personas y otras no, el ser también de la Ciudad de México ya es un problema, yo siento que primero deben conocer a las personas en todos lados”, manifestó.
“Hace ocho días venía manejando para Mazatlán, manejé toda la noche y me quedé dormido al volante, uno se pregunta después, ¿qué tanto el esfuerzo para que la vida la pierdas de un golpe?”, compartió.
Con el paso del tiempo se hizo de su propia marca de accesorios deportivos denominada “Al puro baloncito”. También puede presumir que han llegado jugadores profesionales a comprarle sus productos.
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Una de sus ciudades favoritas es la “Perla del Pacífico”, al sentir el cobijo de la gente que lo recibe con los brazos abiertos.
“Hay bastantes ciudades como Mazatlán, Monterrey, Guadalajara, Querétaro, en las que ya llegas y la gente te recibe, ya quieras o no te conocen, te reciben con los brazos abiertos”, finalizó.
La ruta no se detiene para Alfredo, quien lleva una semana en el puerto y aún le queda mucha mercancía por vender y energías para salir adelante en esta vida, donde las carreteras, el futbol y la gente, han sido parte importante de ella.
