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Contador pide perdón a Andy Schleck

Aunque el lunes el español, actual líder del Tour, aseguró que no había visto el problema técnico que tuvo el luxemburgués, por la noche grabó un video en el que aseguraba que se había equivocado

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?Pau, Francia.- El Tour está moviéndose en el terreno de la controversia por la forma en
que el español Alberto Contador se vistió de amarillo tras un percance
de Andy Schleck que ha hecho brotar un debate baldío sobre el “fair
play”, ya que los errores, los accidentes o las averías siempre formaron
parte del juego.

En la salida del martes aún se hablaba de la etapa del día anterior, de
ese momento en que el luxemburgués Andy Schleck sufrió un desperfecto
mecánico en la última subida y Contador siguió su camino.

El español dijo que se había “equivocado” al atacar en ese momento. Fue
al filo de la medianoche, en un vídeo grabado en la habitación de su
hotel y enviado a todos los medios.

Sin embargo, el madrileño había asegurado a la llegada a Bagneres de
Luchon que él había arrancado “antes” de que a Schleck se le saliera la
cadena y que en ningún momento fue “consciente” de su avería en carrera.

Fue algo discordante, como lo de Andy nada más llegar a la meta cuando
se mostró muy enfadado y después habló de que lo sucedido “son cosas que
pasan” e incluso ensalzó el juego limpio de Contador camino de Spa.

Alberto dijo anoche: “lo siento”. El doble vencedor del Tour de Francia
pidió perdón pero, y perdón ¿por qué?. El deporte profesional es
competencia, ganar o perder y ese terreno no sabe de cortesía o de
gentilezas.

Hay mucho casos que ilustran la hostilidad deportiva, las desgracias,
las victorias favorecidas por “un empujón” del azar o las derrotas
arbitrarias, absurdas e inmerecidas.

El deporte asume eso como una parte del juego pero en este Tour se está
abriendo un debate superfluo y redundante desde que el pequeño de los
hermanos Schleck se cayó camino de Spa y el pelotón esperó a que su
hermano Franck le devolviera al grupo.

Contador, que hoy hablaba amistosamente con Andy en la salida, parecía
estar “cocinando” este Tour a fuego lento, metódicamente, a su estilo de
ganador simpático y que jamás molesta a nadie.

Tal vez por eso, la gente en Francia le adora y le respeta, pero ayer se
le abucheó en el podio cuando recogió su jersey amarillo. Nadie recordó
otras historias muy similares.

Así por ejemplo, Maurizio Fondriest se adjudicó un mundial de ciclismo
en 1988 porque el canadiense Steve Bauer (descalificado tras la carrera)
cerró en el sprint al belga Claude Criquielion y provocó su caída
cuando iba a ganar. El joven italiano consiguió el triunfo y nadie le
reprochó nada.

Luis Ocaña perdió un Tour de Francia por culpa de una caída, cuando
tenía a Eddy Merckx contra las cuerdas. Perico Delgado malogró también
sus opciones en una “grande boucle” porque llegó tarde a la salida de
una etapa prólogo en Luxemburgo.

Hay más sucesos similares fuera del ciclismo con errores como el de
Schleck. El piloto británico Lewis Hamilton se equivocó de botón, como
ayer Andy de marcha, y perdió un mundial en el circuito de Sao Paulo
(Brasil).

Los deportistas españoles conocen bien el ámbito de las desgracias. A
Carlos Sainz se le estropeó el coche apenas a 500 metros de ser campeón
del mundo.

Fue hace doce años, pero han pasado sólo unos meses desde que el
guardameta del Liverpool Pepe Reina encajó un gol absurdo e innecesario
porque un niño arrojó un balón de playa al campo que desvió la
trayectoria del esférico.

Ese gol, obviamente, fue legal. Tan legal e irreprochable como lo que
ayer hizo Contador. Si el madrileño gana este Tour será porque es el
mejor y nadie le podrá censurar, recriminar o afear lo de ayer. Ni
siquiera él mismo.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

Liz Douret

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