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Mazatlán, Sinaloa.- Por más de treinta años, doña Cande ha dejado su vida en la maquila de camarón, actividad con la que pudo sacar adelante a sus tres hijos y aunque nunca logró tener riquezas, ha podido tener una vida digna y con un plato de comida en su mesa, pero esa situación por poco y cambia.
El embargo del camarón que se dio hace unos meses al producto mexicano, cayó como balde de agua fría a Candelaria Casterana Govea, así como a decenas de mujeres y hombres que dependen de la actividad pesquera, porque de no haberse logrado nuevamente la certificación, la catástrofe pudo ser peor y dejar sin trabajo a cientos de familias, tan solo del puerto de Mazatlán, sin contar las del resto del país.
“Para nosotros fue una noticia formidable que se haya levantado el embargo es una cosa formidable, porque estábamos en riesgo de perder el trabajo, porque si no se levantara el embargo ese camarón el mercado nacional no paga, sería cuestión de automáticamente cerrar las plantas porque pues si no hay salida al extranjero el camarón no tiene validez, no se podrían mantener ni las plantas, ni los barcos”.
La maquila de camarón tuvo una reactivación en las últimas dos semanas, con el ingreso de camarón de altamar por la llegada de las primeras embarcaciones, aunque el panorama es desolador, ya que los barcos han arribado con un 30 por ciento menos de producción que en años pasados, con indicadores de alarmas más notorios porque el primer viaje siempre es el mejor.
Por lo cual, los empleos han disminuido considerablemente, y de ser hasta setenta trabajadores en cada una de las plantas, actualmente laboran entre 35 y 40 personas, además que no todas las congeladoras están activas al cien por ciento por la baja producción, lo que hace pensar que el empleo no sobrepasará el mes de diciembre, aunque al menos celebran que el levantamiento del embargo sirva para tener una fuente de sustento familiar.
El panorama, insistió Doña Cande, se ha vuelto más complicado en los últimos tres años, desde la llegada del gobierno federal actual, con el que se eliminaron subsidios al diésel marino y los recursos para la inspección y vigilancia de los mares, siendo éstos los principales factores de que la pesca esté yéndose a pique.