Los Mochis, Sin.- Una vez que arrancó la veda de camarón a partir del 15 de marzo, a los pescadores ribereños del norte del estado solamente les queda poco más de 40 días de actividad, para luego atravesar por dos meses que suelen ser fatales ya que también entra el en vigor la prohibición para capturar jaiba, que es en lo que actualmente se están manteniendo.
Gerardo López Castro, pescador de Paredones y exdirigente de cooperativa, indicó que los meses de mayo y junio suelen ser fatales para el sector y en general para los campos pesqueros, pues se alinean las vedas de camarón y jaiba, y lo que les queda solamente es ir en busca de algunas especies para subsistir o tener que emigrar a otras regiones en busca de empleo.
“Lo que le resta marzo y el mes de abril pues es jaiba todavía, el primero ya amanece vedada y pues lo que es mayo y junio son dos meses de veda, prácticamente esos dos meses es donde queda el sector totalmente fuera de la jugada; los que trabajan la escama son para la carnada de la jaiba, prácticamente es exclusivamente pura jaiba”, comentó.
Ante esta situación urgió el llamado tanto para el Gobierno Federal, como para el estatal para que retomen los esquemas de apoyo para ese sector, pues independientemente de que se atraviese en esas fechas el periodo de elecciones, ellos requieren de un sustento, por lo que deberían de ir programando los empleos temporales para la limpieza y vigilancia de bahías y esteros y que este realmente llegue a quien lo necesite.
“Definitivamente eso es lo que más convendría, que hubiera un programa bueno de vigilancia, si mayo y junio son los meses de veda de camarón y de jaiba que no trabaja la gente, son los meses más amolados para el sector, los más duros, los más difíciles por qué no sacar un programa, un verdadero empleo temporal que van a ser dos meses, son 8 semanas de trabajo y realmente emplear a la gente”, precisó.
El también líder pesquero aprovechó la efervescencia política que el sector también sea tomado en cuenta en posiciones en donde se pueda ayudar a los trabajadores del mar, ya sea en regidurías, subdirecciones de pesca o cualquier otro puesto en donde los pescadores tengan voz y puedan luchar por sus necesidades.
